Capítulo 1012
Al llegar a un lugar donde nadie podía verlos, Ana pellizcó con fuerza el brazo de Lucas, haciendo que el hombre frunciera el ceño en señal de dolor e incomodidad.

—¿Qué pretendes? ¿Asesinar a tu propio esposo?

Ana se quedó sin palabras.

—Te dije que me esperaras en un rincón donde no hubiera gente, ¿y qué haces? Ahora todo el mundo en la empresa sabe de nuestra relación.

—¿Y qué más da? Somos un matrimonio legítimo, no una relación clandestina. ¿Acaso te hice pasar vergüenza?

Al ver la cara insolente de Lucas, que tergiversaba completamente lo que ella quería decir, Ana se llevó la mano a la frente, sin palabras.

—Ahora todos en la oficina hablarán de mí...

—No te preocupes, nadie se atreverá a decirlo en tu cara. ¿Quién no es objeto de chismes a sus espaldas?

Lucas no tomaba en serio tales nimiedades.

Para él, que había vencido a tantos enemigos en el pasado, no solo chismes sino incluso amenazas a su vida eran pan comido. Temer tales cosas sería insostenible en su vida diaria.

Ana s
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