Las lunas se quedaron tomando té en la sala de estar, la mayoría de los Alfas de quedaron a su lado, a excepción del Alfa Bruno, Angelo y el gran Alfa Luciano Ferragamo, estando los tres dentro, por un momento se tornó un poco incómodo, los tres eran reyes y solo había una silla entre todas que era para el gobernante mayor— Anda, abuelo, toma asiento — el Alfa Luciano sonrió complacido — Yo soy apenas un cachorro al lado de ustedes, que se siente el más viejito — dijo Angelo—El Alfa Luciano, gruñó — ¿a quién le estás diciendo viejo? cachorro del demonio — Luciano, era un lobo que aparentaba la edad de Treinta y siete años a lo mucho, Alto, atractivo, con unos hermosos y penetrantes ojos esmeralda que su luna amaba tanto— Bruno, no pudo evitar reírse, su cachorro era bastante osado, cómo se notaba que no había recibido la dura educación del gran Alfa, era una bestia cruel cuando lo hacían enfadar — no te preocupes papá, verás que con el cachorro Bruno, Angelo va a pagar todas la que
La noche era fría, Bruno, salió de la ducha con el torso desnudo, los lobos eran de sangre caliente, no sentían el frío como los humanos, Rafaela, levantó su turqueza mirada, era imposible no voltear para apreciar el perfecto y atractivo cuerpo del Alfa, y Rafaela, no era la excepción— Bruno, se dió cuenta de que su luna, lo observaba, sonrió de lado antes de preguntarle — ¿necesitas algo, luna?— Rafaela, se sonrojó un poco al ser atrapada por el imponente hombre, apretó las manos en las sábanas deseando que su Alfa, la tomara — yo... ya es tarde hoy tuve un día muy pesado, voy a dormir— Las palabras de su luna, fueron extrañas, Rafaela no lo rechazaba así nunca, ¿por qué ahora no le pedía que le hiciera el amor? ¿qué estaba pasando? ¿es que acaso lo estaba dejando de amar? El Alfa, se sentía afectado en su orgullo de hombre, su luna siempre lo había deseado con locura, su lobo Dan, se sentía despreciado, se había ido a echar en un oscuro rincón, adolorido, deseaba a su luna, querí
El joven Alfa Angelo, no sabía que responderle a su padre, si su luna dejara de responder sus llamadas, si le apagará el celular y se entrevistará a solas con quién sabe quién, aunque fuera por negocios, reaccionaria de la misma manera que él, por qué eran demasiado parecidos en el carácter— Escucha papá, sé que lo que parece es... hay no... no puedo decirlo, sigo pensando que mi madre te ama demasiado, eres la luz de sus ojos, además, no creo que haya en el mundo un hombre que se te compare en porte y elegancia, tus cualidades son impresionantes, tu poder es infinito, eres atractivo como yo, somos los más apuestos, ¿quie otro hombre podría gustarle a mamá? creo que estás pensando demasiadoEl joven Alfa, no coincibia la idea de que su madre tuviera ojos para alguien más que no fuera su imponente padre, pero lo que más le preocupaba era que si llegara a ser cierto que su madre está a te kendo una aventura, su padre si destruiría todo a su paso, entonces iba a ser imposible contenerlo
El viaje por fin terminó, el Alfa Mariano, se encontraba algo ansioso por su reencuentro con su luna, se preguntaba si todavía estaba brava con él, realmente nunca hizo nada más allá de un beso carente de sensaciones o de algún sentimiento, aceptaba que el sentir el rechazo de su gran amor, lo descontroló por completo, Mariano, era de carácter impulsivo, siempre había tenido ese defecto, pero eso no significaba que no amara y respetara a su luna— Alfa, está todo listo para su traslado, la mansión se compró como lo pidió, los autos y los naguales que viven aquí en México, lo esperan para ponerse a su órden — el delta Raymundo, le informaba a su Alfa, mientras que su cachorro, ya bastante crecido, apuesto y muy bien entrenado por él, terminaba de cuadrar los detalles— Padre, ya tenemos todo listo, el Alfa puede bajar sin problema, el coche ya lo está esperando, yo iré con los nahuales detrás de ustedes — el joven Ramsés, era el orgullo del despiadado delta Raymundo, por la sangre del
El ambiente se pudo demasiado tenso, el doctor y las enfermeras pensaron que se trataba de un trio amoroso que había terminado mal, dos hombres que estaban enamorados de la misma mujer, uno estaba ahí haciendo el papel de padre y el otro llegaba a reclamar su lugar como el padre del bebé— ¡Te he dicho que sueltes a mi luna! ¡no me hagas matarte mientras mi cachorro está naciendo! — el Alfa, estaba apunto de matar al hombre que se estaba tomando demasiadas atribuciones— ¡AAAAHHH! ¡¡¡¡AAAAYYYY!!!!— Esmeralda, estaba demasiado adolorida, las contracciones no le daban tregua— Todo va a estar bien, Esme, aguanta, bonita, ya va a pasar todo — el capataz consolaba a la bella mafiosa, frente al Alfa, eso fue lo último que su paciencia soportó, Mariano llamó a su delta por el link que como alfas poseían para llamar a sus betas y deltas— A su orden Alfa, — el hombre, que también tenía un aura peligrosa entró observando toda la situación— ¡Sácalo de aquí! ¡desaparecelo, si lo vuelvo a ver
Más sorprendidos no podían estar, había pasado todo tan rápido que parecía ser una escena irreal, nadie comprendía, sobre todos los padres de la cachorrita recién nacida, pero que podia hacer contra el llamado de la naturaleza— Mi padre, no encontraba el modo de detenerme, le había quitado la cria de los brazos a uno de los lobos más sanguinarios y peligrosos de la tierra, pero eso poco me importó, lo que quería era llegar hasta la pequeña, y protegerla en mis brazos, era mi mate mi alma gemela— ¡¿Pero qué carajos estás diciendo, Ramses?! ¡regresarme a la cachorra antes de que te mate aquí mismo! — el Alfa Mariano, casi echaba espuma por la boca de lo furioso que estaba, y estando así era capaz de matar al que lo estaba haciendo enfadar— Regresarle la bebé al Alfa, Ramses, te estás jugando la vida, ¿qué demonios te sucede? ¿enloqueciste o que carajos te está pasando? — el delta Raymundo, temía por la vida de su hijo, lo que estaba haciendo estaba fuera de toda lógica, no lo entendía
En la habitación del hospital donde se encontraba su luna y su hija, el Alfa Mariano, se plantó y no se separaba de ellas para nada, incluso ordenó que le llevarán la comida al cuarto, no les quitaba los ojos de encima a su reina y a su princesa, pero había algo que lo tenía molesto y que por más que quería no se le salía de la cabeza— Entonces, ¿me vas a decir quién es el hombre que te tomaba de la mano cuando estabas dando a Luz a mi cachorra, Esmeralda? — preguntona el Alfa, mientras se llevaba un trozo de carne a la boca, fingiendo un poco de indiferenciaCosa que estaba muy lejos de sentir, le interesaba mucho escuchar la respuesta de la mafiosa— El... él es el capataz de la hacienda que queda al lado de la mi casa, se ha portado muy amable conmigo, es un buen hombre, es atento, caballeroso y tiene un gran corazón— No sabía que los mafiosos eran tan buenos, ¿que no se dedican a traficar droga ilegalmente y a matar enemigos si es necesario?— escuchar a su luna decir tantas cosas
El Alfa Mariano, se sentía más tranquilo y sobre todo feliz por tener a su luna, de nuevo con él y a su adorable cachorra, había pasado los peores meses de su lobuna vida sin ella, Esmeralda era su eje, su corazón, ella era su bondad y control, pero sobre todo era su gran amor y desmedido deseo— El Alfa, en cualquier otra circunstancia habría tomado a su luna, y le habría hecho el amor hasta desfallecer de placer a su lado, la extrañaba demasiado, extrañaba sus besos, su cuerpo y sus ardientes caricias, pero ahora no era momento para dejar volar su pervertida imaginación, su luna recién había dado a luz y toda la atención de ambos estaba en la pequeña cachorra, Andrea— Mientras tanto en el avión, Ramses, saludaba a la bella leona, Adriana, ella le sonreía con simpatía, en realidad había quedado impactada con el gran atractivo del lobo, su piel bronceada clara y sus ojos miel, eran irresistibles para cualquier mujer, ella estaba soltera, entonces que les podía impedir conocerse ¿verda