— ¿CÓMO ES? - ¿Gritó Ellis levantándose del sofá. —¿Contrato de matrimonio?— Señorita Barker... - Comenzó el notario atrayendo atención de la joven . Él le entregó algunas hojas grapadas y luego continuó leyendo el contenido: — Ese es el contrato de matrimonio firmado por todos los miembros pertenecientes a familias como la de Don Vittorio. Es normal que los miembros como ellos elaboren este tipo de contrato para protegerlos y también favorecer a la persona que está ingresando en la familia. La formalización de este documento permite aclarar los objetivos de las partes involucradas en la relación con la finalidad de evitar problemas y viabilizar un acuerdo entre las partes .— No pueden estar hablando en serio sobre esto... - Dijo Ellis encarando el papel. Ella leyó brevemente algunas cláusulas y entonces se rió de nervioso mirando a Vittorio. Él solo podía estar bromeando con ella. — Esas cláusulas... Este contrato... nunca lo firmaré!— ¿Por qué no? - preguntó Vittorio levantando
— Yo... yo... - Tartamudeaba Ellis que se temblaba toda.— Ah ya sé. Quieres leer el contrato de nuevo, ¿verdad? Rocco, consigue el contrato para ella. - Ordenó Vittorio. Capo rápidamente tomó el documento y se lo entregó a la joven: — Recuerdo que siempre te gustó leer estas cosas antes de firmar. Así que por favor lee...— Está bien... - Dijo Ellis encarando el papel.— En voz alta , Señorita Barker. - Ordenó Vittorio asustando a la joven. — Quiero que todos nuestros testigos sepan lo que estás firmando.— Bien... bien. - Ellis está de acuerdo — Contrato Prenupcial... Por el presente instrumento, Vittorio Amorielle, denominado el primer nubente y Ellis Barker, en lo sucesivo denominado (a) SEGUNDO NUBENTE, conjuntamente denominados NUBENTES...celebran el presente Contrato Matrimonial, mediante las cláusulas y condiciones abajo estipuladas que, voluntariamente, aceptan y otorgan:CLÁUSULA PRIMERA - DEL RÉGIMEN DE BIENES1.1. El régimen de bienes matrimoniales será el de separación to
Antonietta miraba a la puerta de la oficina de su casa preguntándose qué pasaba dentro. Como si Dios atendiera sus oraciones ella vio la oportunidad surgir cuando Alessio salió del recinto y caminó hasta su dirección:— Alessio, cuánto tiempo... - Empezó a decir Antonietta con su mejor sonrisa.— Señora Amorielle. - Respondió Alessio que le dio apenas un asentimiento de cabeza y continuó andando.— ¡Aléssio! - Llamó a Antonietta girándose hacia el hombre que continuó a pasos rápidos.—Señora Amorielle, puedo ayudarla ? - preguntó Rocco parado detrás de Antonietta.— Sí puedes, Rocco. - Respondió A
- Discúlpenme. - Pidió Ellis intentando secar la mesa y el rostro del invitado con la misma servilleta.— Está bien. - Dijo el invitado secando con su propia servilleta.— Traigan una servilleta para esta ragazza y un vaso de agua. - ¿Pidió Antonietta. — ¿Está todo bien?— Sí... - Soltó a Ellis con lo que hizo. — No esperaba una cita tan cerca. Hay tanto que hacer...— Por eso mi madre va a ayudarte, mi amor. Ella es genial en eso. - Dijo Vittorio. —Y por lo que he notado ustedes se están llevando muy bien.— Sí, estamos. - Respondió Antonietta en lugar de Ellis que ahora bebía su vaso de agua. — Incluso concertamos un almuerzo mañana... Ella hará Zuppa all'omertà... Están todos invitados!
La cena corría normalmente. Curiosamente Eleonora había cambiado de lugar y se había quedado al lado de Antonietta que conversaba animada con la ex nuera. Pero aquello no atrajo atención de Vittorio. Además, ningún asunto tratado por sus invitados. Todavía se mantuvo durante mucho tiempo sentado con ellos, pero al final dio la excusa que estaba cansado y se retiró a sus aposentos. Arrancó la ropa y se acostó desnudo en su cama mientras permitía dejarse llevar por sus pensamientos. Sus pensamientos vagaban de vuelta al exterior, a los ojos de Ellis, labios y la forma en que ella lo miraba...Su mirada asustada al ver a su hermano en la oficina. Al recordar esa parte, él se sentía muy arrepentido. No quería llegar a ese punto, pero ¿qué elección le había ofrecido? Tal vez si ella fuera más flexible, él no habría llegado
— Querido... - Susurró Eleonora mientras frotaba el pulso de Vittorio que seguía mudo delante de la revelación de ella. - Necesito que sepas que te amo, a pesar de todo. lo que tuve con Tommaso fue...- Salga. - Ordenó Vittorio alejando la mano de Eleonora.-Vittorio... - Susurró Eleonora mientras intentaba sostener al novio en vano. - Por favor, déjame explicar... Fue sólo negocios...- VETE! SAL AHORA!***Antonietta encaraba al hijo, pensativa. Jamás pasó por su cabeza que ése había sido el motivo del término entre él y Eleonora.- Me imagino lo difícil que debe haber sido para ti, hijo mío, pero...&nb
Ellis entró en su habitación, abrió su armario y se preguntó qué ropa sería apropiada para un almuerzo con su suegra. Ella no tenía mucha ropa a la altura de los Amorielle, de hecho, no tenía ninguna ropa que fuera razonable ni para almorzar con los funcionarios de la casa, tenga idea con la matriarca. Ella aún se esforzó al montar algunos looks con las ropas que solía usar en el trabajo de corredora, pero ninguna le agradó. ¿Y ahora, qué ponerse? pensó Ellis mientras observaba su ropa.***Jason observaba a Rocco que se mantenía cerca de la puerta de la casa casi como una estatua esperando a Ellis para llevarla a almorzar con Antonietta. Sin embargo, la pose de estatua se deshizo cuando apareció Ellis usando unos jeans, blusa de correa blanca y los cabellos atados en cola de caballo, algo que sor
Vittorio analizaba algunos papeles en su escritorio cuando la puerta de la oficina se abrió, permitiendo que Ellis apareciera frente a él, muy diferente de la mujer vestida de rojo, pero lo que no la hizo ser vista por él como menos bella. De hecho, a Vittorio le impresionó que su belleza natural pudiera equipararse a la de anoche.- Don Vittorio. - Habló Ellis trayendo Vittorio de vuelta de sus pensamientos.- Sí, señorita Barker, ¿qué buenos vientos la traen aquí? ah , ya sé, no aguantaba más estar un minuto lejos de mí.- En tus sueños. Estoy aquí para el almuerzo con tu madre. - Respondió Ellis haciendo una mueca.- Ah, claro. - Exclamó Vittorio mientras torcía l