Ryan apretó mi mano y juntos seguimos caminando entre las Margaritas de Prado. Yo estaba tan feliz que, me olvide totalmente de Daniel. En ese instante solo me concentré en él.

-Me encantaría tomar una de estas Margaritas y colocarla en tu hermosa cabellera. –Dijo, mientras acariciaba una Margarita Fucsia.

- ¿Por qué no lo haces? ¿Qué te lo impide?

-El verdadero amor.

- ¿A qué te refieres?

-Veras mi querida princesa, cuando algo te gusta lo tomas y cuando deja de gustarte lo pierdes, lo regalas o lo hechas a la basura; pero, cuando amas algo te preocupas por cuidar cada pequeño detalle. Si yo arranco esta flor te estaría diciendo que me gusta y por eso no me importaría que, al arrancarla ella deje de vivir, pero al no hacerlo me demuestro a mí mismo que mi amor por la naturaleza es más grande que, la satisfacción que e