Capítulo 121

Sebastián se levanta de inmediato, busca a su madre enojado

—¿A dónde fueron? —sus manos tiemblan, es la primera vez que alza la voz a su madre, Pero siente que su pecho le quema

—Es lo mejor, no te diré nada de su ubicación, tu prioridad es Lucrecia y su bebé.

—¡No me puedes hacer esto! Sabes perfectamente que el amor de mi vida es Ana y sin ella, sin siquiera poder verla yo me muero.

—Lo se, Pero entiéndeme, La vida de Lucrecia está en riesgo, y si sigues con esta situación, ella va a morir y nunca te quitarás ese peso.

Ariadna suspira, y le cuenta todo lo que sucedió con Áres, la loba nunca se quitó la culpa, pues el empeoró el día que la encontró infraganti con Bruno haciendo el amor.

Ella derrama una lágrima

—Me perdono, me libero de mi responsabilidad, Pero no pude quitarme la culpa, y es lo que no quiero que te pase a ti.

Sebastián asiente con la cabeza, le duele, Pero la historia de su madre le hace querer cuidar de Lucrecia en sus últimos días.

Pasan las semanas