Capítulo 120

Ana y Sergio están acostados en la cama, ella está nerviosa, no se siente aún preparada para estar con el lobo en la intimidad, a pesar de esa llama pasional que los unía, ahora solo su corazón late por Sebastián.

Sergio le da un beso en el cuello a Ana, ella se aleja, se siente nerviosa, el intenta tocar sus piernas y sube su mano acariciando su muslo.

—Estoy cansada, quiero dormir.

—¡Es nuestra noche de boda! —el levanta la voz enojado y lleno de rabia.

—Lo se, solo quiero descansar un poco.

Sergio se enoja y la agarra con fuerza del cabello acercándola a el

—No vas a jugar conmigo, yo me casé para tener una esposa en todo sentido de la palabra.

—¡Tú sabías las condiciones! Lo que sentía, así que no me juzgues, porque siempre fui clara contigo.

La loba se suelta del agarre, lo observa con enojo, siente que el está cruzando el límite.

—¿Quieres que me haga cargo del bebé sin nada a cambio? Yo no pido más que tener un matrimonio normal, y eso incluye la intimidad.

La toma