En algún lugar del espacio
La Sephirot flotaba por el espacio girando descontrolada.
—Los sistemas, todos colapsaron –decía Kriggs flotando dentro de la nave mientras observaba una consola maltrecha— impulso, salto hiperespacial, gravedad artificial, soporte de vida, sistemas de comunicación. Esta nave es ahora un cascarón viajando por el espacio.
—¿No podemos siquiera enviar un mensaje de auxilio? –preguntó Zílog, que como sus tres acompañantes, flotaba por la cabina.
—No... –respondió Kriggs con tono lóbrego. –El oxígeno no se recicla, así que en unas dos horas, más o menos, nos asfixiaremos. Lo único que podemos hacer es grabar un mensaje para nuestros familiares. Quizás algún día encuentren la nave y ellos aún vivan, y puedan darles el mens
Acorazado Estrella RojaLa Zona AnárquicaLa mayoría de las naves de la Afiliación contaban con capillas especiales para los tripulantes. Normalmente eran capillas ecuménicas. En el caso de la capilla del Acorazado Estrella Roja, había un altar al Único, la principal deidad de los cártagik, un altar con la Pareja Divina Kálog y Kólag, los dos dioses adorados por los brazzky, otro mostraba el símbolo solar representativo del dios sol de los lobarianos. El altar más complejo era el del área humana, se circunscribía a las seis religiones humanas más practicadas en aquél momento (el judaísmo, el cristianismo, el islamismo, el budismo, el hinduismo y el neopaganismo), pero los tripulantes humanos de otras religiones podían solicitar espacios para su religión.También era muy común que
Oficina de Rupert CorradoEdificio de GobernaciónDía 13 del Mes 3 del Año 2102 D.A.A pesar de la dolorosa resaca que tenían Rupert y sus compañeros, realizaban una reunión de asesores en la oficina.—Lo que 200 encontró es bastante preocupante –explicó Rupert— estamos hablando de un reporte de Seguridad de hace más de 100 años, cuando Cibertopía era territorio afiliado. Se reportan sacrificios de personas en rituales de sangre bastante detestables.—¿Pero que tienen de extraños? –se preguntó Kriggs notoriamente molesta por el dolor de cabeza. –Sabemos de la existencia de miles de sectas oscuras adoradoras de los Abismales desde hace miles de años dispersas por la Galaxia. Sus ritos frecuentemente son de esta naturaleza.—
Residencia de la Dra. Shikha.Maktub y Shikha se encontraban sentados en los exuberantes jardines de la casa de la científica. Sentados en posición de loto, uno al frente del otro, con aromáticos inciensos invadiendo la atmósfera.—¿Estás segura de esto? –le preguntó Maktub. –Mi pueblo realizaba esta fusión mental telepática como una forma de tener relaciones sexuales. Es algo muy íntimo.—Según entiendo –dijo Shikha— incrementará notablemente mis poderes telepáticos, algo que me interesa mucho.—Pero tú ya eres una psíquica muy poderosa. Espero no estés ambicionando demasiado.—Confía en mí.—De acuerdo. Si estás lista, entonces –dijo tomándola de las manos. —¡Concéntrate!
Ciudad Domo Territorio xirgón de CarixisDepartamento de Jadi Bashar en el Edificio del DomoJadi y Vernon estaban besándose en la pequeña cama catre que estaba situada en el apartamento pedregoso de Jadi. Poseídos por una candorosa pasión, se acariciaban y besaban febrilmente.Era en estos momentos, mientras Jadi tenía a su amigo Vernon encima de ella acariciándola y besándola, que sufrió una horrible regresión. Jadi de pronto no era la poderosa mujer guerrillera, la campeona de las brutales gestas del Torneo Sangriento. Súbitamente se convirtió en la niña pequeña y asustada que era sometida por los custodios del Centro de Contención a horribles experimentos científicos reproductivos. Ahora era la infante desnuda víctima de las morbosas manos de adultos que le realizaban hum
Favelas de CarixisAl mismo tiempo, era de noche en las Favelas, del otro lado del planeta.—¡Oh, poderoso A’lr! –decía el sacerdote encapuchado rodeado de sus feligreses arrodillados todos al lado de la rendija en el suelo. —¡Por siglos te hemos alimentado! ¿Qué hace falta para que te levantes en tu gloria oscura y liberes a las huestes de las tinieblas?<<Sólo falta una matanza más. El último sacrificio>> dijo una voz telepática exhalante de maldad. <<¡Que la locura se apoderé de Carixis!>>Los poderes telepáticos de A’lr comenzaron a desplazarse iridiscentes por entre la cercanías. Primero afectaron solo las Favelas. Los distintos habitantes de estas zonas pobres y marginales, se vieron en grandes números poseídos por un odio rabioso. Sentimient
Acorazado Estrella RojaEn algún lugar del espacio entre Carixis y la Zona AnárquicaHabían viajado durante semanas, ya que el trayecto era largo. Pero repentinamente, el Estrella Roja salió del hiperespacio, e indagó una nave destruida que flotaba ruinosa en el espacio sideral.—¿Qué sucede, capitán Rodríguez? –preguntó Nam quien entró al Puente del acorazado al lado de Alum Siraiki. El capitán era un robusto hombre de origen latino.—Los sensores detectaron una nave destruida cuando estábamos en el hiperespacio. Decidí investigar.—¿Descubrió algo interesante? –preguntó Alum.—Preocupante, más bien. La nave es un acorazado valtárico, reducido a escombros...Sus interlocutores quedaron anonadados.
Planeta Carlagia.Provincia del Imperio Xirgón. Día 7, mes 13 del año 2100 D.A.[1]Un desolado paisaje de seca lobreguez se extendía a lo largo del Planeta Carlagia. Este mundo era una tierra desértica, donde unos cuantos peñascos que se erguían entre el arenoso suelo cual dólmenes olvidados, sobresalían entre las infinitas dunas de un océano de arena. Dos soles incandescentes brillaban refulgentes cocinando con sus rayos inclementes la azotada tierra. Los vientos –calurosos como todo lo de este planeta infértil y tortuoso— se removían siseantes en medio de las infinitas arenas.Pero en medio de este ambiente desesperado, una civilización se las arregló para sobrevivir. Los brakioneses vestían túnicas que les cubrían todo el cuerpo, incluyendo una capucha sobre la
Planet riptariaTerritorio de la Alianza Valtárica. Hubo una vez, hace cientos de miles de años, que el Planeta Riptaria estuvo habitado por una refinada civilización. Sin embargo, la obra de la Oscuridad extendió sus garras letales sobre el planeta, y actualmente lucía un paisaje devastado. Era un planeta muerto, sin vida. Las bajas temperaturas generaban un cielo gris, totalmente cubierto por sempiternos nubarrones, de los cuales brotaban gruesas nevadas constantemente. El suelo, siempre cubierto por nieve y hielo, era difícil de caminar. Entre los largos e inhóspitos páramos congelados, con altas montañas totalmente cubiertas por el hielo y la muerte helada, se observaba un magnánimo castillo edificado hacía muchas eras. El castillo estaba conformado por altas torres y atalayas. Con largos muros y picudos techos. Una entrada enorme y lúgubre s