Capítulo 70
—Lo siento, no sabía que eras tú.

Fabiola, nerviosa, llevó a Benedicto a sentarse en el sofá, encendió la luz y al ver la herida, su corazón se contrajo nuevamente, y se apresuró a buscar el botiquín de primeros auxilios por toda la habitación.

Benedicto quería decir que una pequeña herida no era para preocuparse, pero de reojo vio la ropa interior esparcida en la caja.

Su cerebro se colapsó en ese instante.

Esas prendas eran las que él había hecho seleccionar.

Las había mandado directamente después de escogerlas.

Sin revisarlas.

Frunció el ceño con fuerza, y la incomodidad en su cuerpo ardía como un volcán a punto de erupcionar.

Justo en ese momento, Fabiola encontró el botiquín y se sentó a su lado en el sofá.

El dulce aroma a leche de la joven llenaba el aire, continuamente desafiando su cordura.

Fabiola, sin darse cuenta, tomaba un hisopo con alcohol para limpiar la herida en la frente de Benedicto.

—Duele un poco, aguanta.

Sus movimientos suaves y meticulosos se expandían desde su
Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo