Capítulo 480
Pero al pensar en ello...

Una fina capa de rubor teñía su rostro.

En ese momento, de repente se escuchó un golpe en la puerta: —¿Ya te dormiste?

Fabiola abrió la puerta y, al levantar la cabeza, vio los pectorales de Benedicto que se asomaban bajo su camisa abierta. Sus mejillas se tornaron aún más rojas: —¿Por qué viniste aquí? ¿No te dije que te sentaras un rato?

—Vine a ver si te habías caído en el inodoro —dijo Benedicto al ver el rubor en las mejillas de Fabiola, lo que mejoró aún más su humor. —¿Qué pasa, se acabó el agua caliente?

—No... no es eso…

Estaban muy cerca, el aroma de Benedicto la envolvía, y los recuerdos del pasado se acercaban, haciéndola sentir casi sin aliento: —Vuelve y siéntate, estaré lista en un momento.

Benedicto la miró una vez más y, satisfecho, regresó al lado de la cama.

En ese momento, Fabiola no se atrevió a demorarse más, llenó un cuenco de agua y lo llevó al lado de la cama.

Benedicto ya se había quitado la ropa, mostrando su musculoso pecho.

Fabiola
Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo