Capítulo 479
Desde pequeño, Alejandro, que siempre había estado un poco detrás en todo, vio por primera vez a Benedicto perder y casi no pudo contener su alegría.

—Voy a llamarlos —dijo Alejandro, y fue a buscar a Fabiola y Patricia.

Benedicto conocía bien a Alejandro, sabía que incluso si no despertaba, Alejandro no le contaría a Fabiola las cosas que había hecho.

Teniendo en cuenta que estaba en una situación peor que él, Benedicto no desmontó el acto de Alejandro. Cuando Fabiola y Patricia entraron, él muy generosamente fingió despertar.

Al ver que Benedicto despertaba, el corazón de Fabiola, que había estado colgando, finalmente volvió a su lugar.

Pero también volvió la brecha entre ellos.

Fabiola se paró junto a la cama, a una distancia adecuada, y le preguntó: —¿Tienes hambre, quieres comer algo?

Benedicto negó con la cabeza, su mirada seguía a Fabiola.

Esa mirada era tan ardiente que incluso un ciego podría sentirla.

Fabiola se recordó a sí misma que él era un paciente y que debía ser amable
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