Capítulo 298
Cuando Pablo se giró y vio a Fabiola, también se sorprendió.

—¿Estás con amigos? —preguntó sonriendo, una sonrisa que incluso en la noche recordaba al cálido sol.

Fabiola sonrió a su vez: —No, estoy con mi esposo.

La luz en los ojos de Pablo se desvaneció a la mitad: —Ustedes sí que son una pareja amorosa.

Fabiola, algo avergonzada, bajó la cabeza y sonrió, luego levantó la vista: —¿Y tú? ¿Saliste con amigos?

Pablo dudó antes de responder: —Supongo que sí.

Tras un silencio incómodo, Pablo habló de nuevo: —¿Podría conocer a tu esposo?

Quería saber qué clase de persona había cambiado tanto a Fabiola.

Fabiola sonrió con los ojos brillantes: —Claro, pero tendrás que esperar un poco.—

Hizo un gesto hacia la recepción: —Tengo que pagar la cuenta primero.

Pablo se apresuró a decir: —Yo pagaré, considera esto como mi invitación.

—No hace falta —rechazó Fabiola, agitando las manos. —Sería muy descortés hacerte gastar.

Mientras discutían sobre quién pagaría, el recepcionista revisó el número de
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