Capítulo 238
Fabiola se giró y vio a Cedro siguiéndola, frunciendo el ceño.

Pablo también vio a Cedro y, frente a este destacado joven de Ciudad Norte, asintió con respeto pero sin sumisión: —Cedro Sánchez.

—¿Cuándo regresaste?

Cedro extendió la mano para tomar a Fabiola, en un intento de afirmar su autoridad, pero ella lo rechazó sin piedad.

Además, se paró detrás de Pablo.

Claramente no quería estar cerca de él.

Este gesto indudablemente enfureció a Cedro, quien la miró con una advertencia en sus ojos sombríos.

Pablo, ya sea por intuición o sin querer, se movió ligeramente para proteger a Fabiola detrás de él, sonriendo brillantemente sin revelar sus intenciones: —Acabo de regresar al páis hace poco, deberíamos reunirnos cuando tengas tiempo.

—Claro —dijo Cedro, apretando los puños y dirigiéndose a Fabiola detrás de Pablo. —Ven aquí.

Fabiola no había pensado en usar a Pablo como escudo, salió de detrás de él y dijo: —Cedro, parece que olvidaste, ya hemos anulado nuestro compromiso.

Ella se paró a
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