OBRA DE CARIDAD

—Entonces, ¿te gustan los niños?

—Sí, no puedo evitar quedarme hipnotizado al ver lo felices que parecen y cómo se pasan el día simplemente jugando y disfrutando de su infancia—. Su voz suena más suave al compartir sus sentimientos. Puedo sentir su soledad mientras habla.

Pero no me molesto en preguntar. No quiero obligarle a hablar de algo tan importante, sobre todo de su pasado.

—Los niños son realmente la fuente de mucha felicidad y de nuestro futuro—. Me reí, suavemente mientras lo miraba mientras decía estas cosas. —A mí también me encanta ayudar a los niños como mi mamá.

—Carmela prefiere gastar sus millones en ayudar a los niños que gastarlos en ropa y cosas caras—. Añadió sentándose derecho para mirarme. —Y parece que eso

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