Daphne estaba aterrada, sumida en una oscuridad casi total, a excepción del delicado rayo de luz solar que se filtraba por las uniones arrugadas de los diarios que cubrían las ventanas del lugar.
Una parte de ella quería luchar, y se gritaba a sí misma una orden silenciosa para que buscara la forma de liberarse de sus ataduras para así lograr escapar.
Sin embargo, y por primera vez después de muchos años, la parte temerosa de ella volvió a surgir, producto del agotamiento, el frío y el hambre que comenzaba a hacer rugir sus entrañas.
Estaba sola en lo que parecía ser una casa o cabaña, sin embargo por la falta de luz, no lograba distinguir bien las cosas.
Erick Sowler se hab
Jackob esperaba la muerte a cada paso que daba escoltado por los dos enormes hombres, aquella idea no le importaba en lo más mínimo, solo se acongojaba al saber que su vida finalizaría en ese lugar atestado de ratas.Aún así no luchaba contra su destino.Con la mirada errante y los pasos guiados por la inercia, el atractivo hombre de cabello color sol observaba las habitaciones que se abrían paso a lo largo del pasillo que parecía no tener fin.En cada recamara sin puerta, una o más prostitutas se hacían presente, algunas ejerciendo su trabajo y otras simplemente disfrutando su tiempo de ocio, si acaso se podría llamar así.—La mirada al frente y sigue caminando
¿Cuánto es capaz de resistir una persona antes de romperse y sucumbir al caos que rige a su alrededor?Existe una peligrosa y muy delicada línea que separa la lucha de la atroz derrota, Daphne Moon se encontraba de pie sobre esta, luchando contra el caos anteponiendo su voluntad de hierro.Sin embargo, hasta el más firme de los metales es capaz de doblegarse ante las caóticas llamas del fuego.Cuando finalmente sus ojos color noche volvieron a abrirse, todo a su alrededor era diferente, ya no se encontraba en el vasto campo, tampoco en la habitación de torturas de Erick.Sin embargo el nauseabundo aroma del tabaco mezclado con el moho, seguía presente. Daphne no había sido trasladada a otra casa, solo
Dorian estaba abatido, con el alma estallada en un millón de partes, mientras sujetaba con dificultad el móvil escuchando la clara voz del investigador que había contratado para encontrar a Daphne. —No hay nada, es como si se hubiera desvanecido en el aire—dijo con tímida vergüenza el investigador. Los dientes del millonario se apretaron con fuerza, en un intento por contener la ira que guardaba en el centro de su pecho. —Las personas no se desvanecen en el aire. Cárter—escupió con rudeza Dorian. Este pudo sentir cómo el investigador se encogía al otro lado del móvil ante la respuesta del millonario. Cárter tragó el pánico que escalaba por su garganta y co
-¿Quieres?-preguntó Aiden a sus espaldas, interrumpiendo los pensamientos que atormentaban a Luca. Con la mirada tormentosa perdida, el exagente observó al ladrón y negó con la cabeza ante su brazo extendido, con el cual sujetaba una bolsa de papas. Volviendo su vista al frente, el hombre de ojos tormentosos admiro la brillante ciudad bajo sus pies, desde el lustroso balcón que parecía no utilizarse desde hacía mucho. -¿Crees que le moleste a Dorian?-volvió a hablar el chico cuyo cabello teñido era semejante a la nieve. Buscaba algo de qué hablar. Al parecer, era igual que Camilla, ambos odiaban los silencios incómodos. [No, Aiden no se parece en absoluto a Camilla… ella se fue para siempre, aceptalo de una
Viaje al pasado: Daphne de dieciocho años.La hermosa chica de ojos como la refulgentes noche estaba aterrada, envuelta en un ovillo sobre la asquerosa manta manchada de fluidos ajenos a ella.Su cabeza no paraba de dar vueltas gracias a las drogas que tenía su sistema.Demasiado delgada y ajena a su cuerpo, era incapaz de moverse; sin embargo, su mente estaba en completa lucidez.Aquello era el infierno, un hordido calvario, la peor pesadilla de la que no podía despertar porque se había hecho carne.Escucho la puerta del cierto abrirse, mientras suplicaba a cualquier deidad que tuviera piedad de ella y no fuera otro cliente.
Viaje al pasado: Daphne de dieciocho años. El agudo y casi sofocante dolor en su ingle iba en aumento, todo debido a la brusquedad con la que la atendió la bruja que llamaban enfermera. Con mirada aguda e iracunda, se paseo por la habitación cargando su bolsa arapienta que contenía s arsenal de tortura, el cual llamaba airosa con orgullo "instrumental médico". Daphne podría haberse arrojado al piso al oír tal descabelladas palabras, si el cansancio y el hambre no la tuvieran tan debilitada. —Orina aquí—gruñó con mala cara y tono hosco, mientras extendía un recipiente en su dirección. La hermosa mujer de ojos negros como la noche, se habría rehusado o ha
—¿Te encuentras bien?—susurró la amable voz de Aiden a sus espaldas. Luca apartó su mirada del cielo nocturno estrellado y, girando su mentón, la posó en el atractivo chico de cabello blanco como la luna, quien acababa de salir al balcón. El exagente estaba cansado, de los juegos y burlas, del horror que parecía no detenerse ni siquiera al cerrar los ojos… él debería haber acompañado a Daphne hasta la agencia, sin embargo, prefirió pasar sus últimos momentos de libertad atormentando a Elena. Ahora era la hermosa mujer de ojos como la inmortal noche, quien pagaba las consecuencias. —No te preocupes, Dorian la va a encontrar—dijó el ladrón, aproximándose al lado de Luca. El ex agente trago duro y respiro profundamente una última vez antes de dar la orden.—En la esquina de Little… en quince minutos—respondió él, haciendo uso de su juego habitual de palabras.—Ok—fueron las únicas palabras de confirmación que se escuchó al otro lado del móvil antes de que ella cortará.La decisión estaba tomada, Luca traería de regreso a Daphne. A cualquier costo.Cuando volvió a guardar el móvil en su lugar, las miradas intrigantes de las tres personas en la habitación lo avasallaron, pero el hizo su mejor esfuerzo para centrarse.El reloj de arena había comenzado a correr en su contra, si no tenía prisa y cuidado con sus movimientos, podría quedar sepultado.Aunque al ladrón le hubiera encantado creer que aquello era una pícara metáfora, no lo era.—Aiden, necesito que vayas a la esquina de Coffey en el auto de Dorian y recojas a una mujer de cabello roCapítulo 15: