Ying Tian y He Shuhan no se habían alejado mucho cuando escucharon la conmoción. Se apresuraron a regresar a la oficina. Lo que se encontraron fue la mancha de sangre roja y brillante en el hombro de Jin Fengchen.

Sin embargo, el rostro inexpresivo de Jin Fengchen les hizo pensar que la sangre no era suya.

Los dos no sabían si sorprenderse o sospechar. Ying Tian vio entonces el agujero de bala en la pared y se enfureció al instante.

Usar una táctica tan repugnante de enviar a un asesino... Si la bala hubiera encontrado su objetivo, las consecuencias serían demasiado horribles para contemplarlas.

"¡Voy a volarle la cabeza a la persona que hizo esto!".

He Shuhan también tenía una expresión sombría mientras se acercaba a su jefe. "Joven Amo, ¿está usted bien?".

Al acercarse, He Shuhan olió el fuerte hedor de la sangre.

Levantó la cabeza y miró hacia el ángulo de la ventana donde Jin Fengchen estaba mirando.

"Solo me ha rozado. Se ha escapado", dijo Jin Fengchen con indiferencia.