"Traeré la llave de repuesto", exclamó una Señora Jin con el rostro pálido mientras se daba la vuelta para bajar las escaleras.

"Es demasiado tarde. Tiraré la puerta", murmuró un iracundo Jin Fengyao con los dientes apretados y comenzó a cargar contra la puerta.

Pero la puerta se abrió desde dentro.

Jin Fengchen apareció ante ellos con una botella de licor en la mano, mareado y tambaleándose sobre sus pies.

No había luz en el interior del dormitorio y todo estaba oscuro dentro.

Un abismo negro y asfixiante.

Estaba apoyado en el marco de la puerta. Su rostro, antes delgado y atractivo, estaba cadavérico y desgreñado.

Y toda su persona tenía un aspecto terriblemente tosco y demacrado.

Una barba de varios días adornaba su rostro sin afeitar con más cerdas frescas que brotaban.

Sabiendo que no debía hacer ningún comentario ni regañarlo, la Señora Jin arrastró a Jin Fengyao escaleras abajo con ella.

Pero Jin Fengyao no pudo aguantar más y fue a buscar a Xiaobao unos días después.