"No hay problema".

Dado que su madre le había concedido la amnistía, Jin Fengyao se marchó de inmediato sin perder tiempo.

Ya era pasada la medianoche cuando todos los invitados se habían ido.

Al regresar adentro, Jin Fengyao se quitó la chaqueta, se frotó los hombros rígidos y quiso tirarse a la cama.

Lo único que no podía entender era por qué su madre había invitado a tantas personas.

"Probablemente solo quería mostrar su hospitalidad".

"Te estoy haciendo una pregunta. Contéstame." La Señora Jin miró a Jin Fengyao con impaciencia, pero el hombre no parecía haberla escuchado en absoluto.

"¡Jin Fengyao!”, gruñó la Señora Jin.

Aquel bramido despertó con éxito a Jin Fengyao de su ensueño, y miró inocentemente a su madre.

"Mamá, ¿qué pasa?".

Conteniendo su ira, la Señora Jin repitió su pregunta.

"Te estaba preguntando si habías encontrado a alguien que te gustara".

Jin Fengyao negó con la cabeza. "No".

Su respuesta frustró a la Señora Jin y ella comenzó a regañarlo.

"No pong