Jiang Cheng guardó silencio.

Al recordar el tono interrogativo de Jin Fengchen, Li Xi se enfadó y tiró el teléfono sobre el escritorio. Colocó las manos en las caderas y dijo con frialdad: “Ya que él sospecha de mí, entonces debería hacer todo el daño posible”.

Miró a Jiang Cheng con hosquedad. “¡Encuentra una oportunidad para que Jiang Sese tome la droga!”.

“¿Estás seguro?”. Preguntó Jiang Cheng.

“Si no, ¿qué debo hacer?”. Preguntó Li Xi en su lugar.

Jiang Cheng entrecerró los ojos. “Encontrar un chivo expiatorio”.

Li Xi frunció el ceño. “¿Qué quieres decir?”.

“Solo debes seguir insistiendo en que este asunto no tiene nada que ver contigo. Naturalmente, tengo una forma de hacer que Jin Fengchen no sospeche más de ti”.

Li Xi sabía que Jiang Cheng era realmente capaz de resolver este problema.

Finalmente sonrió y dijo: “Con tu ayuda, no tengo nada de que preocuparme”.

Jiang Cheng se acercó y la abrazó. “Xixi, te dije que, mientras te involucre, haré todo lo posible. No tienes