Al llegar a la oficina, Jiang Sese abrió la puerta del despacho del Presidente y vio a Jin Fengchen sentado detrás de su escritorio, inclinando la cabeza mientras se ocupaba seriamente de los documentos.

Estaba tan absorto en su trabajo que no se dio cuenta de que ella estaba ahí.

Jiang Sese cerró ligeramente la puerta y se acercó de puntillas.

Jin Fengchen sintió que alguien lo miraba, y levantó la cabeza inconscientemente para mirar un par de ojos adoloridos.

Levantó lentamente las comisuras de la boca: “¿Qué haces aquí?”.

“Fengyao me dijo que no comiste en todo el día”. Jiang Sese puso la bolsa del almuerzo sobre la mesa y dijo con enfado mientras la abría: “¿De verdad crees que tu cuerpo es de hierro?”.

Era muy adorable, con las mejillas abultadas por el enfado.

Jin Fengchen no pudo evitar reírse: “¿Cómo que no comí en todo el día, no me traes la comida ahora?”.

Señaló con los ojos la lonchera que acababa de sacar.

Jiang Sese le miró con rabia: “Si no hubiera venido a trae