Con la desaparición de Tiantian, el ambiente en la residencia Jin era bastante sombrío.

“¿Quién se llevó a Tiantian?”. La Señora Jin dijo mientras se secaba las lágrimas: “Tiantian aún es tan pequeña, si algo malo ocurre, ya no quiero vivir”.

“¿De qué hablas?”. El Amo Jin la regañó con rabia: “¿Cómo puede pasarle algo a Tiantian? ¡La policía la encontrará pronto!”.

“Sí, Mamá, no pienses así, Tiantian estará bien”. Song Qingwan la consoló.

La Señora Jin se atragantó y dijo: “Ahora Sese se desmayó y está en el hospital. Si Tiantian no se encuentra de nuevo, me temo que su cuerpo no podrá soportarlo”.

“Mamá, eso no ocurrirá”. Song Qingwan le acarició ligeramente la espalda, suspiró y dijo: “¿Por qué no podemos tener días tranquilos?”.

El asunto de Shangguan Yuan finalmente se calmó después de grandes dificultades, y algo más pasó…

Al oír esto, la Señora Jin se secó las lágrimas y dijo: “Cuando Tiantian vuelva, tendré que pedir un amuleto de paz para cada uno de ustedes”.

Song Qing