Shangguan Qian llegó a casa del trabajo para escuchar del mayordomo que Jiang Sese había venido hoy.

“¿Hizo algo Yuanyuan?”. Preguntó tranquilamente Shangguan Qian mientras se quitaba el traje.

El mayordomo se apresuró a quitarle el traje de las manos mientras respondía: “La Señorita no hizo nada”.

“¿Dónde está ella ahora?”. Shangguan Yuan tiró de su corbata.

“Arriba”.

Shangguan Qian miró hacia arriba, y frunció el ceño imperceptiblemente: “¿Fue a ver a la Vieja Señora?”.

El mayordomo asintió: “Sí”.

“Eso es bueno entonces”.

Shangguan Qian se desabrochó los botones de las mangas y las dobló dos veces para mostrar sus esbeltas muñecas.

Se preparó para caminar hacia la sala.

“Señorita”. El mayordomo la llamó de repente.

Se giró para ver a Shangguan Yuan aparecer de la nada en el rellano de la escalera. Lo miró desde arriba con un brillo frío en los ojos.

Shangguan Qian sonrió, pero era una sonrisa cínica: “No dije nada malo de ti”.

Shangguan Yuan lo miró en sile