Jiang Sese llevaba unos días en el hospital y su herida se había recuperado bien. Los médicos le permitieron volver a casa para descansar.

"Sese, cuando vuelvas, llama a las criadas si necesitas algo. No lo hagas tú misma, ¿está bien?", le dijo la Señora Jin mientras hacía las maletas.

Jiang Sese se rio sin poder evitarlo. "Mamá, no te preocupes. No soy una niña".

"A mis ojos, sigues siendo una niña. Fengchen, Fengyao y Wanwan son todos niños". La Señora Jin la miró malhumorada.

Jiang Sese sonrió sin poder evitarlo y no dijo nada más. Su corazón se sentía muy cálido.

Como todavía tenía que cuidar de Song Qingwan, la Señora Jin no se fue a casa con Jiang Sese y dejó que Gu Nian la llevara a su casa.

"Cuando Wanwan vaya al centro de maternidad, me iré a casa". La Señora Jin dio unas palmaditas en la mano de Jiang Sese.

Por suerte, Wanwan iba a ir al centro de maternidad al día siguiente, si no iba, no sabía si podría cuidar bien de Sese. Podría pasar algo.

"Mamá, tenemos