Shangguan Yuan dejó lentamente su celular y frunció el ceño. Tenía el mal presentimiento de que algo andaba mal con Jiang Sese.

Recordando las preguntas de Jiang Sese, sintió que Jiang Sese sabía algo.

Después de muchas deliberaciones, seguía estando intranquila.

Decidió hacer una visita a la casa de los Fang. Tal vez podría averiguar algo cara a cara.

Dio la vuelta al coche y condujo en dirección a la vieja casa Fang.

Después de colgar la llamada, Jiang Sese se sintió muy irritada.

Se acostó en la cama y se enterró bajo la manta intentando calmarse de esta manera.

Sin saberlo, se quedó dormida.

No fue hasta que llamaron a la puerta cuando se despertó y se sentó en la cama con dificultad.

Se frotó las sienes y esperó a que se le pasara el mareo. Entonces se giró hacia la puerta y preguntó: “¿Quién es?”.

“Señora Sese, soy yo”.

Era el ama de llaves.

“¿Qué pasa?”.

“Tiene una invitada”.

Jiang Sese frunció el ceño. ¿Una invitada?

No conocía a nadie en la Capital; ¿cómo podía