CALENTAR EL FRÍO

Vailant.

Podía oír su voz detrás de ella.

Estaba en el suelo.

La lluvia caía sobre ella.

Su visión se nubló por las fuertes gotas de lluvia.

Aun así, puede ver las dos cintas de luz en forma de dos delgados dragones de agua Ukreshanos abrazando al Phantomind antes de que una órbita de luz salga de su interior, rompiendo las grietas que aparecen y haciéndolo explotar en luz ante ella, dejando un humo brillante mezclado con una sombra negra como rastro.

El escudo de Platrium reaccionaba desde el núcleo del elemento que una persona tenía, dándose forma en lo que la persona tenía espíritu. Que su escudo fuera un dragón heráldico tenía sentido. Eran calculadores y destructivos, casi imposibles de atrapar cuando volaban, rápidos y ligeros como una flecha, parecidas a balas, no inofensivas de ninguna manera. Sin embargo, no son dragones, por lo que no escupían fuego, lo cual era un dato curioso del que Leevanna no tenía tiempo para charlar.

Los ojos de jade de Leevanna estaban llenos de lágr
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