Capítulo 335
Jenny observó su espalda alejarse, un destello calculador cruzó su mirada y se apresuró a seguirlo.

Al bajar las escaleras, fingió un tropiezo.

Su cuerpo comenzó a rodar hacia abajo.

Instintivamente se cubrió la cabeza mientras gritaba: —¡Miguel, ayúdame!

Miguel se dio vuelta al ver su cuerpo rodando y extendió la pierna para detenerla.

El cuerpo de Jenny se detuvo.

Miguel frunció el ceño.

—Miguel, ¡me duele mucho! —Jenny se aferró a su pierna, con voz llorosa.

Miguel se inclinó para levantarla.

Jenny tenía la frente lastimada y sangrando.

Su mirada se volvió más penetrante.

Ante el silencio de Miguel, Jenny se inquietó, sin saber qué pensaba él y sin atreverse a hablar, solo podía llorar en silencio.

Se veía contenida y lastimera.

Miguel apretó los labios: —¿Cómo puedes ser tan descuidada al caminar?

—Yo... solo quería alcanzarte rápido y sin querer resbalé. ¡No te preocupes Miguel, ya no me duele! ¡De verdad! —respondió apresuradamente, como temiendo que Miguel no le creyera.

—Haré q
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