Capítulo 138
Laura se puso de puntillas para deshacer y volver a anudar su corbata.

Cuando recién se había casado con Miguel, le tomó mucho tiempo aprender a hacer el nudo de manera correcta.

Hubo una época en que todas las mañanas le anudaba la corbata a Miguel.

Después, cuando descubrió que él no la amaba, dejó de hacerlo.

Y ahora, mientras estaba de pie frente a él arreglando su corbata una vez más, no sentía nada especial.

Tal vez porque ya no lo amaba.

Se sentía tranquila en su presencia.

Miguel bajó la mirada hacia ella.

Su rostro delicado, su pequeña nariz, su expresión tan sumisa le recordaban a una esposa dócil.

La rodeó con sus brazos suavemente, acercándola.

Sus cuerpos quedaron muy juntos.

—¿Me estás provocando? ¿Mmm…? —preguntó Miguel con voz ronca.

Laura terminó de arreglar la corbata, le alisó la ropa y levantó erguida la mirada: —Ya está lista la corbata, vámonos.

Fingió no haber escuchado su comentario y lo apartó con delicadeza.

Si uno miraba con atención, podía notar sus orejas
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