Capitulo 12
Elena se levantó lentamente, y sus ojos serenos se encontraron justo con la mirada ardiente de Miguel, cuyos ojos resplandecían de rabia contenida.

A diferencia de Miguel, la mirada de Elena, clara y transparente como un cielo estrellado, no mostraba la más mínima emoción al respecto. No había rastro alguno de molestia, enfado ni incomodidad, ni siquiera después de ser objeto de sospechas y humillaciones.

Recogiendo las fotos con un movimiento tranquilo, Elena lo miró fijamente, sin parpadear: —Presidente Miguel, usted siempre ha dicho que sólo le importan los resultados, no los medios que se utilicen, ¿verdad?

Con esa frase, le recordaba sutilmente que no era asunto suyo. La furia en Miguel, que ya estaba al borde del colapso, era como una bomba de líquido comprimido en un recipiente sellado, lista para estallar en cualquier momento.

Con los ojos entrecerrados, tomó una profunda respiración, esforzándose por controlar el enojo que hervía en su pecho.

—¿Sabes el fuerte impacto q
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