[ZAMIRA]
2 días después: junio 18
Madrid
Son momentos como este en los que detesto la cláusula del testamento de mi padre. Nuevamente lejos. Él en su torneo, y yo aquí en esta oficina deseando haberlo podido acompañar y verlo jugar. Leo uno por unos los correos electrónicos que he recibido durante mi ausencia, y los voy respondiendo según corresponde.
Estoy muy concentrada en mi tarea, cuando alguien golpea la puerta. —¡Adelante!— Digo alto para que me escuche.
Mi secretaria, Diana entra y se para delante de mi escritorio. —Señora Castelo, Iván de la agencia de seguridad está aquí. — Me deja saber.
—Dile que entre por favor. — Le pido y ella de inmediato va por él.
A los pocos minutos, ella regresa y al entrar está acompañada por tres
[SEBASTIEN]Al día siguiente: 23 de junio—¡Papi!— Exclama mi hija al verme entrar a la casa y se echa a correr hacia mí para prácticamente colgarse de mí en un abrazo.—¡Mi niña! Como te he echado de menos. — Le digo sosteniéndola en el aire con sus piernas enredadas en mí y la abrazo con más fuerza.—Y yo a ti.— Dice feliz y comienza a llenarme de besos en la cara haciéndome reír.—¿Qué es lo que me pedirás?— Pregunto sospechando de su actitud tan cariñosa y ella ríe.—¿Cómo sabes que quiero pedirte algo?— Cuestiona sorprendida mientras que de a poco sus pies vuelven a tocar el suelo.—Solo lo sé. — Respondo entre risas y acomodo su largo cabello prácticamente rubio que se ha deso
[SEBASTIEN]Dos días después: 25 de junioHa sido un fin de semana bastante complicado, ella ha estado tan nerviosa con toda la situación que realmente me tiene muy preocupado que pueda afectarle al bebé. Miro el reloj en la mesita de noche y ya son las ocho de la mañana.Me volteo en la cama y la abrazo —Cariño. — Le digo bajito para que se despierte.—Mmmm...— Es lo único que dice aún bastante dormida.—Arriba dormilona, hoy tienes la cita con el doctor. — Le recuerdo y enreda sus piernas en mi haciéndome reír.—Es a las once y media. — Se queja y me da un tierno beso en mi torso.—¿No tienes que ver a Nico?— Pregunto con una tímida sonrisa a causa de su actitud.—Él normalmente duerme hasta las diez. Ha salido igual de do
[ZAMIRA]—¡¿Y cómo les ha ido?!— Es lo primero que escuchamos al entrar a la casa.—¡He visto a tu hermanito o hermanita!— Explica Sebastien con demasiado entusiasmo a nuestra hija y yo solo puedo sonreír ante la escena.Muero de amor al verlo abrazar a Rocío con esa enorme sonrisa que trae en su rostro y comprendo que a pesar de todo lo malo que pueda suceder a mi alrededor; ellos son los que me dan paz.— ¿Y cuando nace pa?— Le pregunta sin soltarlo.—En los primeros días de febrero. — Le responde sin dejar de mirarla y acaricia su cabello tiernamente.Me acerco a ellos y me abrazo a Sebastien desde atrás para luego apoyar mi barbilla sobre su hombro y me quedo mirando a nuestra pequeña. —No sabes lo nervioso que estaba tu padre. — Comento e intento no reírme.— ¿De verda
Al salir del tocador, me encuentro con Rodrigo en el pasillo quien me mira expectante. — Señora Castelo, ¿lo conoce? — Me pregunta ansioso.—No estoy segura... tengo la sensación de que lo he visto en alguna parte, pero no recuerdo donde. — Le explico mientras avanzo para regresar a la mesa con mi familia y siento sus pasos detrás de mí.—Amor, ¿te encuentras bien? — Cuestiona Sebastien cuando me siento a la mesa.—Creo que lo conozco, es que su rostro me es familiar, pero no sé de dónde. — Le explico.—Mami, ¿te sientes bien? Estás pálida. — Me comenta mi hija y tomo su mano por encima de la mesa.—Si hija, me siento bien. Debe de haber sido el susto. — Me explico y a los pocos minutos Rodrigo vuelve a sentarse a la mesa. — ¿Qué sucede? — Le pregunto preocup
[SEBASTIEN]Llevo horas esperándola en nuestra habitación. Ha estado toda la tarde encerrada en su oficina con Rodrigo, Iván y Tamara; ni siquiera ha venido a cenar con su familia y esta situación ya no me está gustando nada. Yo comprendo que esté en peligro y que finalmente este consiguiendo pistas de quien puede estar detrás de todo, pero no puede descuidarse así. Ni siquiera ha cenado y por momentos pienso que se olvida que está embarazada.—Cálmate Sebastien...— Me digo a mí mismo.Busco mi celular y navego por las redes sociales para intentar distraerme...No sé cuánto tiempo llevo así hasta que finalmente la veo entrar a nuestro cuarto. Vuelvo mi mirada a la pantalla de mi celular y decido cerrar mi boca antes que mis palabras nos lleven a una discusión que no quiero tener con ella hoy.—Amor...— Me
[ZAMIRA]Abro mis ojos lentamente y estoy completamente desorientada. Miro a mi alrededor y solo veo luces y maquinas. —¡Has despertado!— Me dice Sebastien y al ver su rostro, me doy cuenta de que algo no está bien.Me miro los brazos y están llenos de contusiones. Intento sentarme, pero me duele todo y de a poco comienzo a recordar lo que sucedió. Recuerdo mi caída y automáticamente llevo mis manos a mi vientre. —Dime por favor que no lo he perdido. — Murmuro sin mirarlo, pero no hace falta que me responda. Es su llanto el que me dice todo.—¡Sebastien!— Le grito al verlo salir de la habitación con sus manos cubriendo su rostro.Mi respiración se agita y mis ojos automáticamente se llenan de lágrimas mientras que una horrible sensación de dolor me invade por dentro. Es la misma sensación que sentí cuando me quitaro
[SEBASTIEN]3 días después: 29 de junioHoy es uno de los dos partidos en Madrid. Se suponía que ella y Roció estarían acompañándome, pero la perdida del bebé nos ha afectado demasiado. Ella no ha salido de la casa, y yo... bueno, yo he tenido que cumplir con mis obligaciones así hubiese o no querido.—Papá, yo se que querías que mamá estuviese aquí, pero, debes entenderla. Esta muy triste.— Me dice mi hija regresándome a la realidad que hay en este pasillo antes de que salga a la cancha.La miro y hago todo mi esfuerzo para sonreírle. Acaricio su cabello suavemente —gracias por estar aquí conmigo hija. Para mi es muy importante.— Le dejo saber y es que esa es toda la verdad, que ella este aquí conmigo me da algo de alivio. Zami y yo no estamos pasando por un buen momento, pero nue
[ZAMIRA]—Si haces lo que te pido, no te sucederá nada. — Me repite y no sé qué me sucede, pero no logro mantener mis ojos abiertos por mucho tiempo.Intento abrirlos nuevamente y lo miro —Ya te he dicho que no podre hacer nada... la cláusula del testamento es muy clara no puedo vender ni transferir nada por dos años, pero si quieres puedo darte una gran suma de dinero. — Logro decir y estoy muy débil. No sé cuántas horas o quizás días llevo aquí. La oscuridad de este lugar no me permite saber si es de día o es de noche.Le siento zamarrearme del brazo y vuelvo a abrir mis ojos —¡Quiero lo que tú padre me quito! ¡Quiero mi vida de regreso! Por su culpa tuve que fugarme del país y abandonar a mi familia ¡Quiero el dinero que me corresponde!— Me grita.—No lograras nada teniéndome aqu&iacu