5. La verdad cuestionada

La Declaración de Inocencia

El tribunal estaba impregnado de solemnidad, con los bancos llenos de espectadores expectantes y los jueces que escuchaban atentamente cada argumento. La atmósfera era tensa, como si el destino de Nápoles estuviera siendo decidido en esa misma sala.

Sofia se encontraba en el estrado, su corazón latiendo con fuerza mientras enfrentaba las miradas escrutadoras de los abogados defensores y los DeLuca, que observaban con una mezcla de desdén y preocupación. A su lado, Carla ofrecía un apoyo silencioso pero firme, su presencia reconfortante en medio del caos judicial.

El abogado defensor, un hombre de cabello canoso y mirada penetrante, se levantó con una confianza que exudaba experiencia y astucia legal.

-- ¿Tiene alguna evidencia tangible que respalde estas acusaciones, señorita Rossi? -- preguntó el abogado, su tono condescendiente resonando en la sala.

Sofia se puso de pie con determinación, sus palabras resonando con un eco de convicción a pesar de la tensión en el aire.

-- Las pruebas que presentamos son genuinas y verificables -- respondió Sofia, su voz resonando en la sala --. Estamos hablando de crímenes graves que no pueden ser ignorados. --

El silencio en la sala era palpable, cada palabra de Sofia cortaba el aire como un cuchillo afilado. Los espectadores retenían el aliento, conscientes de la gravedad de las acusaciones y la repercusión que tendrían en la reputación de una de las familias más influyentes de la ciudad.

La Reacción de Marco

Después del veredicto que declaraba a los DeLuca inocentes por falta de pruebas concluyentes, Marco se acercó a Sofia con una expresión sombría en su rostro.

El sol comenzaba a ponerse lentamente sobre los tejados de Nápoles, tiñendo el cielo de tonos dorados y naranjas que se filtraban a través de las ventanas altas del tribunal. El ambiente era melancólico, como si la ciudad misma estuviera de luto por la justicia que parecía escapársele entre los dedos.

-- ¿Cómo pudiste hacer esto, Sofia? -- preguntó Marco con voz baja pero cargada de acusación --. Confiamos en ti y nos traicionaste. --

Sofia lo miró con ojos llenos de dolor y desesperación, sus emociones un torbellino de remordimiento y determinación.

-- Marco, por favor, entiende -- comenzó Sofia, pero él la interrumpió con un gesto de incredulidad.

-- No hay nada que entender -- dijo Marco con amargura --. Pensé que eras diferente, que realmente querías la verdad. Pero ahora veo que eres solo una manipuladora que busca destruir a mi familia. --

El viento soplaba suavemente a través de las ventanas abiertas, llevando consigo el aroma dulce y salado del mar cercano. El crepúsculo se reflejaba en los ojos de Marco mientras miraba a Sofia, su decepción casi tangible en el aire cargado de emociones encontradas.

El Aislamiento y la Determinación

Aislada y desanimada por la pérdida de la confianza de Marco y la decepción de ver cómo los DeLuca salían impunes, Sofia se retiró temporalmente de "La Voce". Sin embargo, su determinación por descubrir la verdad no disminuyó.

La noche envolvía la ciudad con su manto oscuro y estrellado cuando Sofia se encontraba sola en su pequeño apartamento, la luz de una lámpara tenue iluminando la habitación con una calidez tenue. El silencio era ensordecedor, solo interrumpido por el suave murmullo de la brisa nocturna que se colaba por la ventana abierta.

Con la ayuda de Carla y unos pocos aliados fieles, Sofia continuó investigando discretamente, buscando nuevas pruebas que pudieran validar las acusaciones contra los DeLuca. Cada paso era más difícil, cada puerta cerrada parecía un recordatorio constante de la batalla perdida en el tribunal.

-- No podemos rendirnos ahora, Sofia -- dijo Carla una noche, mientras observaban juntas el resplandor de las luces de la ciudad desde la ventana --. Tenemos que encontrar una manera de demostrar la verdad, aunque nos cueste. --

Sofia asintió en silencio, su determinación ardía más fuerte que nunca en la quietud de la noche, mientras la ciudad dormía ajena al drama que se desplegaba en sus calles.

La Persecución de la Verdad

En las semanas siguientes, Sofia y su equipo se sumergieron en una investigación exhaustiva. Revisaron cada detalle de las pruebas presentadas durante el juicio, buscando inconsistencias que pudieran haber pasado desapercibidas antes.

El despacho de "La Voce" se convirtió en un santuario de documentos y archivos, con montañas de papeles esparcidos sobre el escritorio y el sonido constante de las teclas de la computadora mientras investigaban registros financieros complejos y testimonios cruzados.

Una tarde soleada encontró a Sofia y Carla en el pequeño despacho, con el sol que se filtraba a través de las persianas semiabiertas y creaba un patrón de luz y sombra en el suelo de madera desgastada.

-- Aquí hay algo -- dijo Sofia finalmente, su voz resonando en la habitación silenciosa --. Una discrepancia en los registros financieros de la empresa de construcción de los DeLuca. Esto podría ser clave. --

Con renovada determinación, Sofia y Carla se sumergieron en el análisis de los documentos, preparándose para presentar nuevas pruebas que pudieran cambiar el curso de la historia. A pesar de las dificultades y la desconfianza sembrada, sabían que estaban cerca de descubrir la verdad oculta tras los DeLuca.

El Enfrentamiento

Mientras Sofia y Carla continuaban con su investigación clandestina, fueron confrontadas por un hombre misterioso en un callejón oscuro una noche después del trabajo. El hombre, con el rostro cubierto por una sombra que se alargaba bajo la luz intermitente de un farol destellante, les advirtió que se detuvieran antes de que las consecuencias fueran irreparables.

El viento nocturno susurraba entre los edificios de piedra, llevando consigo un escalofrío de presagio que aumentaba la tensión en el aire. El olor a sal y a especias flotaba desde los mercados cercanos, añadiendo una capa de misterio a la atmósfera nocturna.

-- ¿Quién eres tú? -- preguntó Carla valientemente, aunque su voz temblaba ligeramente por el miedo creciente.

El hombre se rió con frialdad, revelando solo una sonrisa siniestra bajo la sombra que oscurecía su rostro.

-- No es prudente que sigan buscando donde no deben -- dijo el hombre con voz baja y amenazante --. Algunos secretos deben permanecer enterrados. --

Sofia apretó los puños con determinación, su mirada desafiante a pesar del nerviosismo que sentía.

-- No nos detendremos -- dijo Sofia con voz firme --. La verdad saldrá a la luz, tarde o temprano.

El hombre los miró con una mezcla de sorpresa y desdén antes de desaparecer en la oscuridad, dejando a Sofia y Carla con la certeza de que estaban en algo mucho más profundo y peligroso de lo que habían imaginado.

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