Debate en la bibliotecaLa biblioteca de la finca DeLuca era un santuario de conocimiento, un salón de techos altos sostenidos por columnas de mármol y paredes revestidas de estanterías de madera oscura. La luz del sol filtrándose a través de vitrales antiguos teñía el ambiente con tonos dorados y verdes, pintando patrones de luz sobre el suelo de parqué pulido. El aroma a cuero encuadernado y cera de abejas de las velas perfumadas llenaba el aire, creando una atmósfera de solemnidad y antigüedad.-- Bueno, no puedo creer cómo Don Vittorio maneja las cosas. Es un hombre poderoso, pero eso no justifica sus acciones -- dijo Sofía con una mirada intensa, sus ojos verdes brillaban con determinación bajo el resplandor parpadeante de las lámparas de aceite.Marco frunció el ceño, su figura alta y esbelta proyectaba una sombra alargada sobre el suelo de madera. La chimenea cercana crepitaba suavemente, el fuego arrojaba destellos de luz sobre los volúmenes antiguos que llenaban las estanterí
Sofía despertó temprano en la mañana, sintiendo el peso de la noche anterior aún presente en el ambiente. La suave luz del amanecer se filtraba a través de las cortinas, bañando la habitación en un resplandor dorado. Se levantó lentamente, tratando de asimilar los eventos recientes mientras observaba los muebles antiguos y las paredes decoradas con arte renacentista. Los colores cálidos de la habitación, combinados con el delicado canto de los pájaros, le daban una sensación momentánea de paz.Bajó las escaleras hacia el comedor, donde Marco ya la esperaba. Su expresión era severa, pero había una determinación en sus ojos que la hizo detenerse por un momento antes de entrar. El comedor estaba iluminado por la luz natural que se filtraba a través de las grandes ventanas, revelando la elegancia y el lujo de la finca DeLuca. Los candelabros de cristal colgaban del techo, reflejando la luz del sol en un juego de destellos brillantes.-- Buenos días, Marco -- dijo Sofía, rompiendo el silen
Desvelando la verdadEl día siguiente amaneció nublado en Nápoles, con una bruma que envolvía la ciudad en un manto gris. Sofía se levantó temprano, sintiendo la presión del nuevo descubrimiento sobre los DeLuca. Mientras se preparaba para ir a la oficina, no podía evitar pensar en lo que significaba esa nueva información.Al llegar a "La Voce", el bullicio habitual de la redacción la recibió, pero ella estaba concentrada en su objetivo. Se reunió con Carla en una pequeña sala de reuniones, lejos de oídos indiscretos. La sala estaba decorada de manera sencilla, con paredes blancas y una mesa de madera en el centro, pero la atmósfera estaba cargada de tensión.-- Carla, tenemos que ser muy cuidadosas con esto. Si los DeLuca descubren lo que sabemos, podríamos estar en un gran peligro -- dijo Sofía, desplegando los documentos sobre la mesa.-- Lo sé, Sofía. Pero esto es demasiado importante. Es nuestra oportunidad para desmantelar su imperio de una vez por todas -- respondió Carla, con
La sospecha de CarlaEl amanecer en Nápoles era frío y gris, con un cielo cubierto de nubes que presagiaban tormenta. Carla llegó temprano a "La Voce", con el peso de la noche anterior aún fresco en su mente. Mientras se dirigía a su oficina, no podía evitar sentir una creciente paranoia. Sabía que la amenaza que había recibido era real y que debía ser extremadamente cautelosa.La oficina estaba silenciosa, con solo unos pocos colegas ocupados en sus escritorios. Los fluorescentes del techo emitían una luz fría que acentuaba las sombras en el rostro de Carla. Cerró la puerta de su despacho y se dirigió a su escritorio, donde había escondido los documentos más comprometedores. Los sacó y comenzó a revisarlos de nuevo, buscando cualquier detalle que pudiera haber pasado por alto.El eco de unos golpes suaves en la puerta la hicieron sobresaltarse.-- Carla, ¿estás ahí? -- la voz de Sofía se escuchó al otro lado de la puerta.Carla se relajó al reconocer la voz de su amiga y colega.-- S
Encuentro con CarlaEra una mañana luminosa en Nápoles, el sol brillaba intensamente sobre la ciudad, creando un contraste con la tensión que se sentía en el aire. Sofía decidió reunirse con Carla en su apartamento para discutir los próximos pasos. El apartamento de Carla estaba ubicado en una zona céntrica, con una vista panorámica de la ciudad que solía inspirar calma, pero hoy solo reflejaba la inquietud que sentían ambas mujeres.-- ¿Qué hacemos ahora, Carla? -- preguntó Sofía, mirando a su amiga con preocupación mientras se sentaban en el pequeño balcón.El apartamento de Carla era modesto pero acogedor, decorado con fotografías de sus viajes y libros apilados en las estanterías. El aire fresco de la mañana entraba por las ventanas abiertas, haciendo ondear ligeramente las cortinas.-- Sofía, he contactado a un amigo en la policía. Nos ayudará a proteger la información y a asegurarnos de que llegue a las autoridades adecuadas -- respondió Carla, su tono firme pero lleno de cautel
Tensiones en el trabajoEl sol matutino bañaba la ciudad de Nápoles con una luz dorada, pero para Sofía, el día se presentaba nublado y tenso. Se dirigía a la oficina de "La Voce" con la mente llena de preocupaciones. El bullicio habitual de las calles no lograba distraerla de los pensamientos que la atormentaban. Cuando llegó a la redacción, Carla ya estaba allí, esperándola con una mirada cargada de complicidad y ansiedad.La oficina de "La Voce" era un lugar vibrante, con periodistas y editores moviéndose frenéticamente, teléfonos sonando y el sonido constante de las teclas de los ordenadores. Las paredes estaban adornadas con portadas de ediciones pasadas, reflejando el orgullo del equipo por su trabajo.-- Buenos días, Sofía -- saludó Carla, tratando de sonar casual.-- Buenos días, Carla. ¿Has tenido alguna novedad? -- preguntó Sofía, dirigiéndose a su escritorio.-- Alberto me ha enviado un mensaje. Dice que tenemos que ser extremadamente cautelosas. La información está a salvo,
Encuentro en el ParqueEl sol comenzaba a ponerse en Nápoles, tiñendo el cielo con tonos cálidos de naranja y rosa. Sofía y Carla se encontraron en el parque Giardino Inglese, un lugar que se había convertido en su punto de encuentro seguro. Las sombras alargadas de los árboles y el sonido suave del viento entre las hojas creaban una atmósfera de tranquilidad, pero las dos mujeres sabían que la paz era solo superficial.A medida que caminaban por el sendero de grava, el crujido bajo sus pies parecía amplificar el silencio que las rodeaba. Los bancos de madera a lo largo del camino estaban casi vacíos, y el sonido distante de un violinista callejero añadía una melancólica banda sonora a su conversación.-- Estoy preocupada, Carla. Todo esto es muy arriesgado -- dijo Sofía, mirando a su amiga con una expresión de preocupación. La luz del sol poniente se reflejaba en sus ojos, haciéndolos brillar con una intensidad inusitada.-- Lo sé, Sofía. Pero estamos más cerca de la verdad que nunca
Sofía llegó temprano a La Voce, el periódico donde trabajaba, y fue recibida por la vibrante atmósfera de la sala de redacción. Los teléfonos sonaban sin cesar, y los periodistas se movían de un lado a otro con documentos en la mano. El ruido de las teclas tecleando frenéticamente era constante, creando una sinfonía de actividad que resonaba en toda la oficina. Las luces fluorescentes iluminaban el espacio, mientras el aroma del café recién hecho se mezclaba con la brisa matutina que entraba por las ventanas abiertas, trayendo consigo un leve frescor que contrastaba con el calor del día.-- Carla, ¿has averiguado algo nuevo sobre el caso DeLuca? -- preguntó Sofía mientras se acercaba a su amiga y colega, quien estaba inmersa en una pila de documentos. El cansancio era evidente en los ojos de Carla, pero también una determinación férrea que la mantenía en pie.Carla levantó la vista y le dio una sonrisa cansada, sus ojos mostrando signos de agotamiento, pero también una chispa de entus