Punto de vista de Liah

–No fue tu culpa. No sabemos qué fue lo que le dijeron para convencerla, así que ella solita fue quien tomó esa decisión. No te martirices más que lo único que vas a lograr es sacarte arrugas –comento y Bruno se sonríe.

–Ya las tengo, ¿no ves? –dice Bruno mientras acerca su rostro a mí, señalándome unas mínimas líneas de expresión que tiene alrededor de sus ojos verdes –. Esas me las sacaste tú –dice y yo me río.

–Entonces agradéceme porque se te ven sexy –respondo en tono de broma, pero la expresión de Bruno es seria, y en cambio, se acerca más a mí.

Noto sus intenciones, sé lo que quiere, y aunque es innegable que yo quiero lo mismo que él, no dejo de repetirme que no puedo.

Siento que no tengo otra opción más que guardar mis deseos únicamente para mí, y asimismo, hacer uso de mis recuerdos a su lado para complacerme cuando esté sola… y que solo sean mis pensamientos los que se encarguen de llevarme a sentir lo que con su habilidad, él me hizo sentir.

–Bruno,