Walter:
Mi tercer error fue el confiarme, creer que todo fue una pequeñez donde Zaideth seguía amándome como cuando le entregué el collar de identificación. Pero no, para esa noche en la cabaña, ya la había perdido, sólo que no lo sabía.
Después de pasar la tarde en la playa, había quedado bastante cansado, así que me di un baño y me acosté a dormir.
Me desperté al escuchar una carcajada a mi derecha. Al abrir los ojos de di cuenta que Zaideth estaba bastante sonriente observando fijamente la pantalla de su laptop.
—¿Qué haces? —le pregunté mientras me acomodaba a medio lado.
Pude observar que leía algo, así que imaginé que sería uno de los tantos libros que leía a diario: era una ratona de biblioteca.
—Conseguí un nuevo trabajo —me dij
Zaideth:Estaba encerrada en la habitación, hecha una bolita en el mueble que se encontraba en el balcón llorando a cántaros. Llevaba una hora allí, sin poder darle la cara a todos.Fue bochornoso. Humillante. Mi dignidad quedó tirada por el suelo.¿Cómo podía ser posible que mi propio novio me desprestigiara frente a todos los invitados? ¿Que se atreviera a decir que yo le había sido infiel, y lo peor, que dijera que yo seguía hablando con ese hombre?Estaba peleando conmigo misma para poder mantener la compostura frente a toda esa situación que me torturaba, y que, Walter de un momento a otro, transformara la discusión en un sinsentido donde cuestionara mi fidelidad insinuando que yo era una cualquiera… Hizo que en mí muriera algo.Quería recoger mis cosas y marcharme de aquella cabaña, no volverlo a ver má
Zaideth “parte dos”:Fue la primera vez que me senté frente a un computador sintiéndome inspirada. En mi mente su sonrisa se reproducía una y otra vez; era mágico.Sentía que algo dentro de mí se retorcía de la emoción y quería sacarlo: hacer arte. Así que comencé a escribir toda una lluvia de ideas. Era mi mayor secreto, y eso me fascinaba, porque podía pasar días enteros frente a mi escritorio, encerrada en mi cuarto. Cuando necesitaba descansar, me estiraba en la silla del computador o caminaba y me asomaba por la ventana, observando la panorámica de casas blancas con árboles de mango sembrados en las terrazas.A veces, cuando necesitaba averiguar sobre redacción de novelas, me iba a la biblioteca del Banco de la República, podía alzar la mirada del libro y observar por los grandes ventanales
Walter:Fue una buena noche, aunque creía que sería terrible al haber discutido con Zaideth, pero no fue así.Cuando volví a la cabaña la encontré sonriente leyendo uno de los libros de la saga que le había comprado. Al verme, se levantó del mueble y se acercó a mí, me tomó de una mano y me arrastró hasta la parte trasera de la cabaña. Allí, al estar solos, su rostro se enrojeció y después de un largo suspiro para calmarse, me pidió disculpas.Lo bueno de las reconciliaciones es el alto grado de romance que hay en las horas posteriores. Y esa noche no fue la excepción.Pensaba que toda la película que había formado en mi mente, por cómo había reaccionado Zaideth, había sido mentira. Así que, para no volver a discutir con ella, decidí olvidar aquellos mensajes y el as
Mateo:Es como abrir un tesoro. Soy fiel creyente que los libros revelan el alma de las personas que lo escriben. Esta es la copia del alma de Zaideth: su libro.Por lo general, los primeros libros de los escritores son relatados desde un punto de vista personal de cómo ellos ven el mundo o de lo que quisieran ser. Así que, cuando comencé a leer “Ojos de ángel” pude observar el primer amor de Zaideth desde lo más profundo de su ser.Me encanta pasar la noche bebiendo vino mientras leo la historia a la luz del gran manto de estrellas. Se me pierde la noción del tiempo y me profundizo en aquel libro.Me sorprende en gran manera la inocencia en la que es relatado. Pero no es una inocencia en la que la protagonista no sabe nada del mundo que la rodea, no, es una inocencia de amor: la pureza en sí misma.Lleva un ritmo tranquilo, en el cual se va acrecentando el amor de los pr
Zaideth:Actualidad:—¿Acaso no te has dado cuenta? —me pregunta con furia— Él no es el problema de todo esto. Ni para eso sirves, Zaideth, ni eso logras ver.Lo perdí, lo perdí hace mucho tiempo. No me había dado cuenta de lo rota que estaba nuestra relación.Todo este tiempo…—Pero, dime, no te entiendo —insisto con desesperación.…nos ha separado un mar de diferencias…—Zaideth, me has hecho un cero a la izquierda —aletea las manos con desesperación mientras gruñe.…Walter y yo nunca fuimos compatibles. Nunca.—Walter, estaba ocupada con la publicación de mi libro, yo… —intento explicar— Es muy importante para mí, así como lo es para ti tu carrera de físico.—¡¿Y eso qué tiene que ver?!
Zaideth:Los primeros días de clases de ese semestre comenzaron con temor. No estaba ni un sólo momento sola. Cuando no estaba con Walter, me encontraba en clases o acompañada de Jose, Stela, Clara y, aunque Walter lo negaba, yo sabía que tenía a alguien que me seguía las espaldas por si Nicolás intentaba acercarse a mí.Yo creía que era un poco excesivo, porque, desde que había cambiado mi número celular, ya no recibía sus mensajes amenazantes, aparte que estaba bloqueado en todas mis redes sociales. También intentaba no utilizar mucho Facebook, Messenger o Instagram. De hecho, la última la había eliminado temporalmente cuando leí un mensaje de una cuenta nueva que ese psicópata se había creado sólo para atormentarme la vida.Lo único que disfrutaba de esos días era el tiempo que pasaba al lado de Ma
¿Qué era lo mejor de comenzar a volverte la amiga de un escritor famoso? Ignorando que al principio hablaba pestes de él por la envidia grande que me producía su perfeccionismo y la impotencia porque nunca se fijaría en mí… Podría decir que se sentía bastante bien.Me sentaba a ayudarlo a construir la lluvia de ideas para su libro y terminaba aprendiendo de cómo se movía el mundo literario, los contactos que tenía con editoriales y los secretos del mundo digital literario. Por dentro, en mi mente, yo iba tomando notas de todo. Y así, al final, Mateo terminó comentándome que tenía un amigo que era primo de un editor literario del grupo Planeta que estaba intentando contactarse con él para ofrecerle un mejor contrato por uno de sus libros (las editoriales se estaban peleando por el nuevo genio de la literatura). Me dijo que él podría ayudarme &iex
Nunca lo había hecho. Era una sensación nueva para mí. Lo sentía como estarme mostrando por primera vez al mundo.Por primera vez en mi vida me sentía segura de mí misma, con lo que quería para mi futuro y a lo que deseaba dedicar el resto de años que tenía guardados dentro de mi cuerpo. Por esa y muchas otras más razones que no hacen falta mencionarlas… decidí volverme escritora.—Claro, tendrá un segundo libro —le expliqué a Mateo—. Creo que es lo más viable, —caminé con paso afanado para seguirle el paso por el campus—de hecho, he estado pensando en algunas ideas.—¿Estás pensando en crear un libro cuando me estás ayudando a crear el mío? —preguntó con tono serio.—Pues… son ideas, aunque no creas, —tuve que dar un pequeño salto para poder s