-¿Acaso no ves que estoy embarazada?-Intentó quitar su mano de mi cuello. -No me importa, además mi Jefe me pidió golpearte hasta morir. -¿Dime quién es tu jefe?-Digo indignada. -Eso no te incumbe, más bien tomate la maldita sopa. -No quiero, solo quiero salir. -Bueno, ese no es mi problema, tu verás si comes o solo te mueres de hambre junto con el hijo de perra que llevas dentro de tu vientre-Mi corazón tembló al escuchar eso, no podía creer que una persona maltrate a una mujer embarazada la cual estaba vulnerable ante sus garras. -¿Vas a llorar?-Me desafía abriendo sus ojos y apretando con fuerza mi cuello, no podía respirar, estaba presionando con tanta fuerza, que el aire que respiraba no pasaba hacia mis pulmones. -Por-porfavor-Exclame en un ahogo-Me estoy ahogando. -Esa es mi intención, ahogarte hasta la muerte, además ve preparándote porque en unos días ese hijo que llevas adentro será saqueado como el maldito insecto que es- ¿Es correcto lo que oí? ¿Cómo de qué van a sac
Mis lágrimas empezaron a salir ya por fin, estaba cargada e indignada, no entendía cómo un hombre podía hacerle tanto mal a una mujer embarazada. Escuché unos pasos aproximarse, en ese momento sentí un gran miedo, cerré mis ojos esperando mi sentencia. -Levanta tu rostro-Dijo el hombre, pero…Esa voz, esa voz la conozco perfectamente, mi estómago brincó y mi corazón empezó a latir más de lo normal, no quería abrir mis ojos y encontrarme con esa realidad, en el fondo sabía que era él. Pero la otra parte me negaba, por esa razón no quise levantar la mirada-¿Acaso me tienes miedo?-Preguntó con voz fría. ¡No! ¡Es él! Mi cuerpo empezó a afligirse, y un nudo en la garganta me hizo estallar del llanto.-¿Por qué me haces esto?-Dije con la voz quebrada, aún con mis ojos cerrados. Sentí su cálida mano situándose en mi cabeza.-Porque tú mismo me hiciste ser el hombre que soy ahora-Una caricia abordo mi cuello, pero luego esa caricia se convirtió en dolor. Apretó mi cuello con fuerza. -Por fav
Oye tú!-Escuche la voz del gorila y de inmediato me levanté, desperté de ese hermoso sueño pero en el cual era acariciada por Deivis. -¿Qué te pasa?-Le dije frotando mis ojos. -El Jefe necesita que le planches está ropa-No había visto, pero el gorila sostiene en sus manos una camisa, y en la otra tenía una plancha el cable de está estaba enrollada en la mano de él. -¿Yo?-me señale a mi misma y el asintió. -¿Acaso ves a alguien más?-Colocó los ojos en blanco y el gorila me tira la camisa en la cara. En el momento que me tiró la prenda de vestir, está clavo en mi ojo derecho. -¡Maldito me has clavado el ojo!-Le grito y él sonríe.-Si sigues hablando como tonta, el próximo objeto que te voy a lanzar será la plancha-No eso no, eso rompería mi rostro. Me levanté de la cama y le quité la plancha de las manos, tomé la camisa y la acomodé en la cama.-Volveré en diez minutos-Dijo el gorila mientras salía de la habitación. No sé que se ha creído esa idiota, ahora me tiene como su sirvienta,
Cerró la puerta y luego me entregó el agua. Tome el agua con ansias tanto así que llame la atención del gorila. -Tenías mucha sed, claro, quien te manda a hablar tanto. -Muchas gracias-le entregó el vaso con las manos temblorosas, mi cuerpo esta muy debil. -ilota, hueles muy mal-Dijo el gorila tapando su nariz-Apestas a gusanos-La verdad no sé a qué huele un gusano. -No es mi culpa que ustedes no me dejen que por lo menos haga mis necesidades-me excusó. El gorila miró hacia alrededor, y asintió.-No soy quien toma las decisiones, es el jefe, y si él no te ha puesto una habitación con baño no es mi culpa. Aproveche que él estaba mirando para otro lado y le lancé una mirada matadora, juro que si las miradas matarán él estaría muerto. -Listo, ahora sí me voy, y ojo en abrir la boca, no tengo paciencia, y juro que si vuelves a molestar de nuevo te romperé un hueso-Nada más sirve para amenazar y ya, eres un bueno para nada, un cabrón que solo sigue órdenes. Me recosté en la cama y col
Ya te dije que ese mocoso no es mi hijo.-¿Entonces de quién?-mis manos tiemblan y la escopeta pesa muchísimo.-Si no es del difunto Ramiro, me imagino que es de otro hombre que obviamente no soy yo. -Amor mío, entiende que no he estado con más nadie, solo tú… Mi vida. -Coral, mejor cállate, ¿No ves que me es difícil creerte?-Claro era de esperar que él aún está dolido, y la causante de todo eso, he sido yo. Noté como sus bellos ojos se hacían agua y esa imagen dolió en el fondo de mi corazón, tenía ganas de darle un abrazo. Pero en el fondo tenía el temor de que me hiciera daño. -Deivis, lo sé, y créeme que no ha sido fácil para mí durante todo este tiempo, mi vida no ha tenido sentido desde que te marchaste por aquella puerta en el hospital. -¿Y crees que para mí sí?-Agacho su cabeza. -Amor, acabemos con todo este calvario, volvamos a ser felices como antes. Levantó su cabeza y me miró, sus ojos estaban demacrados y reflejaban una cruda tristeza, y su boca estaba morada, ya no
--¿Papi?. -Si, mi papi tiene un auto muy grande-Entonces eso era lo que quería decir.-Entonces vamos hacia la casa de tu padre. La niña sonríe y me tomó de la mano para luego caminar juntas hacia la entrada de su casa. En cuanto iba a tocar la puerta la niña se adelantó y gritó. -¡Papá!-Mire a la niña de inmediato y ella sonrió con una sonrisa muy hermosa aunque a sus encías le faltaban unos cuantos dientes. No pasaron ni cinco segundos cuando la puerta se abrió dejando ver a un hombre de aspecto viejo. Casi que un anciano. -¿Dime hija?-El hombre rodó sus ojos grises hacia la pequeña criatura.-Papi me he encontrado una amiga en el camino-El viejo rodó sus ojos ahora hacia mí, me miró con muchísima atención y luego sonrió. -Me alegra que mi hija haya encontrado una amiga.-Hola señor. Bueno en realidad estaba buscando una salida para tomar un taxi y bueno…Me tope con su hija y ella me dijo que usted tenía un auto-Solté la bomba no podía quedarme ni un segundo más con ellos, de lo
Coral… Desperté luego de escuchar la voz de Anastasia, me levanté de golpe mientras limpiaba la baba que colgaba en mi boca-Lo siento… No quise asustarte-En realidad desperté con temor, estaba soñando que era atrapada y maltratada por Deivis. -No te preocupes, suelo tener pesadillas, y gracias a ti, me evite una-Sonreí para no hacerla sentir mal.Anastasia se sentó a mi lado y sonrió-Prepare unos cangrejos, son tus favoritos, ¿lo recuerdas?-Ah, ahora que lo recuerdo, amo el cangrejo, y vaya que ella se ha acordado, creo que ella siempre fue una gran amiga es solo que nunca la supe valorar. -Muchas gracias, hacía tiempo que no los probaba. -No se diga más, ahora los comeremos juntas. Ambas nos dispusimos a comer…estaba muy delicioso todo. -No has perdido tu hermosa sonrisa Coral-Halaga Anastasia mientras me pasa unas servilletas para limpiar mi boca. -Muchas gracias por todo lo que ha hecho Anastasia. -No te preocupes, sabes… algo dentro de mi corazón me decía que tú ibas a volver alg
Me mire en el espejo y vi como mi panza estaba creciendo, mi hijo, está avisando que muy pronto va a salir… Imagino lo feliz que sería ver a Deivis tomar a nuestro bebé dentro de sus brazos. Pero él no cree que este bebé es de él, dice que es de Ramiro que de por cierto, no sé nada de él. Solo sé que Deivis lo tenía bajo su mando, no quiero imaginar todo lo que ha tenido que vivir el pobre Ramiro por mi culpa. -¡Coral!-La voz de Anastasia me saca de mis pensamientos-¿Estás lista?-Preguntó mientras entraba al cuarto viéndome con esos ojos llenos de vida. -Si, ya estoy lista.-Coral, acompáñame a comprar unas verduras para hacer unos batidos está noche.-Está bien-Sonreí al mismo momento en el que salía del cuarto. -Vamos al garaje. Ambas nos dirigimos hacia las afueras de su casa para así entrar al auto, el cual emana un olor a clorox.-Siento mucho el olor a clorox, es que se subió mi mascota e hizo pipí-Solté una risa y de inmediato le preguntó. --No me habías dicho que tenías mas