Ana se encontraba parada frente a una casa rojo pasión, casi oscura, habían pasado ya cinco días y por lo que había escuchado, los planes de Darren y Malcom habían cambiado, en dos días se marcharían de la casa de las muñecas para seguir su camino, al parecer un viejo amigo de los primos les iba a dar alojamiento, y las herramientas tecnológicas que necesitaban para poder encontrar a Dexter, claro, si él no los encontraba primero, y por eso estaba ahí, le costó bailes privados con algunos clientes para obtener información acerca del paradero del alacrán.
Escaparse esa noche había sido demasiado fácil, tuvo que argumentar que se sentía mal y necesitaba descansar, cerrando de ese modo su habitación y escapando como lo había planeado, así que mientras todos pensaban que ella se enActualidad... —Te va a explotar la cabeza, primito —Yohaly se acercó a él dándole un ligero golpecito con su hombro—. El humo que sale por tus orejas se puede ver hasta París. —No molestes —espetó Darren con dureza. —Eres un sin huevos, has estado de mal humor desde que ese sexy y apetecible espécimen masculino llegó, y ve a Kayla como bocadillo... —¿Quieres callarte? —Darren dio un golpe a la barra, llamando la atención de las chicas que estaban haciendo su trabajo esa noche. Muchas lo miraban con ojos de deseo pero él pasaba de ellas, a la única que deseaba era a Kayla. —Idiota, ve por ella y pégatele como lapa de ser necesario
—Es broma ¿cierto? Darren no podía creer lo que Kayla le había confesado, sus temores más profundos se hacían realidad conforme el silencio de la chica que amaba, le confirmaba su teoría. —No —ella negó con la cabeza—. Quisiera que fuera mentira pero sucedió. Deja que te explique. Darren pestañeó varias veces hasta tratar de tranquilizarse, sabía que después de todo lo que le hizo, ponerse el papel de novio dolido quedaba mal, espera... ¿Novio? ¿Eran novios de nuevo? No habían aclarado ese punto, tal vez lo formalizaría cuando Dexter desapareciera de sus vidas. —No necesitas darme explicaciones Kay —dijo Darren intentando tranquilizar la ira que dominaba poco a poco todos sus sentidos—. No soy
CASA DE LAS MUÑECAS... Tanto Kayla como Yohaly no podían creer lo que veían sus ojos, algo se retorció en el interior de ambas al ver a Darren bailando de manera sensual con una chica morena, de caderas anchas, curvas bien definidas que se cernían con el vestido blanco ultra pegado a la piel, y unos pechos que se les antojaban a varios hombres como enormes. La realidad era que desde que Darren se había enterado que Kayla se había acostado en el pasado con otros, por primera vez desde que se metió en el lío de Dexter, se estaba comportando como un verdadero capullo, y Malcom no ayudó mucho al hecho de que terminó embriagando a su primo. —¡A que mola! —exclamó Malcom rodeándolas con sus brazos. —Tienes que hacerlo pa
CASA DE LAS MUÑECAS, TRES DÍAS DESPUÉS. Habían pasado exactamente tres días en los que después de sufrir un desmayo repentino, Kayla había mantenido un pacto de silencio, no hablaba con nadie, ni siquiera con Yohaly, pese a los intentos que esta hacía por hacer que de su garganta brotaran las palabras. Por decisión de Darren y de Malcom, mañana por la noche se marcharían a un escondite del que solo Malcom tenía la ubicación, por seguridad, ni Darren sabía la localización exacta. Lo único que le parecía real eran las palabras que Darren le había dicho, y que se relacionaban de manera relevante con lo que estaba escrito en aquella nota. Y ahora, sentada en una de las esquinas de la azotea, anclando sus ojos sobre los paseantes nocturnos, su cabeza estal
Sin decir más, Darren se acercó a ella, rodeando con su boca uno de sus pezones, provocando que ella soltara un fuerte y estruendoso gemido lleno de placer, acto seguido Darren le cubrió la boca con una mano. —Tranquila, o llamarás la atención de todos y nos interrumpirán, cosa que me hará golpearlos porque me muero por metértela profundo, Kay —murmuró Darren mientras metía su pierna entre las de ella.Kayla asintió, y Darren comenzó a darle besos acariciadores justo debajo de la oreja, luego por su cuello, succionando su piel, marcándola y dejándole un enorme chupete del que era imposible no sentirse orgulloso, él apretó las caderas contra las de ella y se estremeció observando al hombre en el que se había convertido. —Darren... &nb
Un balde de agua fría cayó sobre el rostro de Darren, provocando que se incorporara de un salto con el corazón agitado. La cabeza le daba vueltas y una incontrolable sensación de vomitar hizo que soltara ligeras arcadas. —Vaya, hasta que despertaste, sin huevos. La voz cantarina y casi melódica de su prima Yohaly, lo atrajo más a la realidad. —¿Qué ha ocurrido? —su voz era ronca y apenas audible. Silencio, es lo que siguió, poco a poco estabilizó su respiración y su visión se hizo clara. Con ojos curiosos localizó a Yohaly con el rostro iluminado por una sonrisa bufona, mientras que al fondo, recargado sobre el marco de la puerta, cruzado de brazos y con una actitud de mierda, estaba Malcom, frunciendo los labios y con un ojo completamen
El silencio que rodeaba la celda en la que se encontraba Kayla nuevamente, era tan ensordecedor, que le fue imposible olvidar el hecho de que Dexter se encontraba dentro con ella, escondido entre las sombras en una de las esquinas, esperando el momento exacto. —Estás muy callada Kayla —susurró con voz demasiado gélida—. ¿Acaso debo pensar que estás buscando una manera para escapar? Kayla reprimió el impulso de abalanzarse contra él, en especial porque era consciente de que tenía un arma apuntándole, no era idiota, y no iba a permitirse morir sin antes primero haber salvado a Darren y a sus primos. —No —respondió tajante. —¿Piensas correr a sus brazos en cuanto lo veas entrar por esa puerta? —No.&nb
Los ojos de Darren se permitieron viajar por todo el cuerpo de Kayla, y tensó la mandíbula con tanta fuerza que pensó por un momento que se lastimaría, al ver el cuerpo cubierto de sangre de Kayla, el miedo y el horror en sus pupilas, sintió que su corazón se fracturaba al darse cuenta de que no había podido evitarle esa clase de dolor, y ver que el brillo que habitaba en sus ojos se había desvanecido como bruma otoñal. —No debiste haberla tocado —rugió Darren con voz masculina y gélida. Entonces algo se accionó y para sorpresa suya, alguien le apuntaba a la cabeza. —Sabes, esto se pondrá divertido, Darren —una sonrisa que rozaba lo descarado y la ironía de la vida, se dibujó en los labios de Dexter—. ¿O me equivoco, Mickey?