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Un guardián silencioso

Habían pasado siete años y el progreso de la investigación en Florida la había catapultado al centro de atención. Su último artículo sobre ella se había convertido en una sensación y captó la atención de lectores de todo el mundo. El tema en cuestión era una exposición de alto perfil que arrojaba luz sobre la parte más oscura de la segunda generación rica, profundizando en su abuso de drogas y estilos de vida promiscuos.

Manuel, intrigado por el artículo de Florida, se vio ampliado en su contenido. Se maravilló de su capacidad para descubrir verdades ocultas y exponer los vicios sociales. Mientras leía, una mezcla de emociones se agitaba en su interior: admiración por la determinación inquebrantable de Florida y preocupación por los riesgos que tomó para sacar a la luz esas historias.

Incapaz de contener sus pensamientos sobre ella, Manuel decidió visitar a Florida de ella en la casa de su amiga Fanny, anhelando discutir el artículo que lo había cautivado. Con Ricky a cuestas, se dirigió a la ciudad humana, decidido a cerrar la brecha entre ellos.

Al llegar a la casa de Fanny, Manuel fue recibido por Florida, con la sorpresa grabada en su rostro al verlo parado allí. "Manuel, ¿qué haces aquí?" preguntó, con una mezcla de curiosidad y cautela en su voz.

La mirada de Manuel se encontró con la de ella, una suave sonrisa jugando en sus labios. "Vine a hablar sobre tu artículo, Florida. Fue realmente notable y estimulante. Tienes un don para descubrir la verdad".

Los ojos de Florida se abrieron, un destello de sorpresa mezclado con una pizca de orgullo. "¿Leíste mi artículo? No esperaba... quiero decir, gracias", tartamudeó, mientras sus paredes vigiladas caían lentamente.

Manuel asintió con la cabeza, sus ojos llenos de sinceridad. "Tus palabras tienen poder, Florida. Arrojan luz en los rincones más oscuros, exponiendo la verdad que otros temen confrontar. Tienes una voz que merece ser escuchada".

Sonrojada con una mezcla de humildad y aprecio, Florida miró hacia abajo por un momento antes de encontrarse nuevamente con la mirada de Manuel. "No pensé que ya no te interesaría lo que hago. Después de todo lo que pasó..."

Manuel extendió la mano y colocó suavemente una mano en el brazo de Florida. "Florida, puede que no lo haya demostrado en el pasado, pero tu pasión por la justicia y la verdad siempre me ha intrigado. Tu trabajo, tu determinación, es algo digno de admirar".

Un destello de vulnerabilidad bailó en los ojos de Florida mientras absorbía las palabras de Manuel. "Gracias, Manuel. Eso significa mucho viniendo de ti".

El silencio llenó el aire, el peso de los sentimientos no expresados persistiendo entre ellos. Fue Ricky, observando su interacción, quien rompió el silencio con una pregunta inocente. "¿Es ésta la señora de tu artículo, Manuel?"

La mirada de Florida se dirigió al niño, la curiosidad mezclada con una cálida sonrisa. "Sí, lo soy. Mi nombre es Florida. ¿Cómo te llamas?"

Ricky dudó por un momento antes de responder tímidamente: "Soy Ricky. Es un placer conocerte, Florida".

Los ojos de Florida brillaron con bondad mientras se agachaba al nivel del niño. "Es un placer conocerte también, Ricky. ¿Estás aquí con Manuel?"

Manuel asintió, una sensación de protección emanaba de él. "Sí, Ricky está bajo mi cuidado. Él es... especial".

La mirada de Florida oscilaba entre Manuel y el niño, y una suave comprensión surgió en ella. "Ya veo. Bueno, Ricky, eres bienvenido aquí en cualquier momento. Siempre puedes contar conmigo como amigo".

Los ojos de Ricky se abrieron con deleite, y un atisbo de confianza se formó en su joven corazón por parte de ella. La genuina calidez de Florida lo conmovió profundamente, fortaleciendo el vínculo que había comenzado a formarse entre ellos.

A medida que continuaba la conversación, Florida y Manuel se encontraron inmersos en una nueva conexión. El artículo se convirtió en un catalizador, abriendo la puerta a la comprensión y al perdón. Compartieron sus esperanzas, sus miedos y sus visiones de un futuro que pudiera reparar las heridas del pasado.

La genuina calidez y aceptación de Florida hacia Ricky tocaron el corazón de Manuel, profundizando su admiración por ella. Mientras continuaban su conversación, las barreras entre ellos comenzaron a desmoronarse, reemplazadas por una apertura y vulnerabilidad que no habían existido en años.

"Sabes, Florida", comenzó Manuel, su voz teñida con una mezcla de arrepentimiento y esperanza, "cuando leí tu artículo, no pude evitar pensar en el pasado y las decisiones que tomé. He cargado con el peso de mis errores durante demasiado tiempo."

La mirada de Florida se suavizó y sus ojos se llenaron de empatía. "Manuel, todos cometemos errores. Lo que realmente importa es cómo crecemos a partir de ellos".

Él asintió, la gratitud evidente en su expresión. "Gracias por comprender, Florida. Me he dado cuenta de que obligarte a dejar la manada fue una decisión impulsada por el miedo y los malentendidos. Nunca se trató de venganza".

Los ojos de Florida se abrieron, la sorpresa y la curiosidad se mezclaron en su interior. "¿Entonces por qué, Manuel? ¿Por qué me desterraste?"

Manuel respiró hondo y ordenó sus pensamientos. "Había complejidades y secretos dentro de Pack, Florida. Cosas que no estaba listo para enfrentar en ese momento. Pensé que era por tu propia seguridad, para protegerte de los peligros que

acechaba dentro de nuestro mundo."

La voz de Florida se suavizó, una mezcla de tristeza y anhelo se filtró en sus palabras. "¿Pero qué hay de nosotros, Manuel? ¿Qué pasa con nuestra conexión?"

Un atisbo de tristeza Florida cruzó por el rostro de Manuel mientras respondía, con la voz llena de arrepentimiento. "Pensé que estaba haciendo lo mejor, pero no pude ver las repercusiones de mis acciones. No pude ver la profundidad de mis sentimientos por ti hasta que fue demasiado tarde".

Sus miradas se encontraron, un torrente de emociones no expresadas fluyendo entre ellos. Ricky, sintiendo la intensidad del momento, se acercó a Florida, buscando consuelo y consuelo en su presencia.

Florida extendió la mano y tocó suavemente la mano de Manuel. "Manuel, no podemos cambiar el pasado, pero podemos aprender de él. Podemos esforzarnos por hacer las paces y construir un futuro mejor. Me he vuelto más fuerte y quiero creer que tú también".

Una mezcla de gratitud y determinación de Florida parpadeó en los ojos de Manuel cuando se encontró con la mirada de Florida. "Lo he hecho, Florida. Y estoy aquí ahora, listo para protegerte y apoyarte. La manada quiere que regreses, no como un castigo, sino como un miembro legítimo, rodeado de aliados que te mantendrán a salvo".

La expresión de Florida se suavizó, la esperanza brillando en sus ojos. "Si la manada realmente quiere que regrese, entonces tal vez exista una posibilidad de sanar y reconstruir lo que se perdió".

Manuel asintió, su voz llena de sinceridad. "Sí lo hay, Florida. Podemos encontrar el camino de regreso el uno al otro, paso a paso".

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