La familia Suárez era un verdadero caos, y Luna cada vez se sentía más inquieta.Si bien ahora no había pruebas absolutas que confirmaran la identidad de Gonzalo, la mayoría de los miembros de la familia Suárez ya habían concluido que él no era el hijo del anciano Suárez, lo que causaba un gran desorden.Luna y Hilaria originalmente planeaban hacer que la familia Suárez se extinguiera, de modo que ellas pudieran hacerse cargo de la mayor parte de los negocios de la familia, que era una fortuna colosal.Sin importar lo bien que la familia Suárez la tratara, al final ella tendría que casarse.Lo único que le correspondería sería un pequeña parte, que tendría que llevar a la familia de Sonia, y una vez casada, se convertiría en un apéndice del hombre.Luna no solo hacía esto para vengarse de Hilaria, sino también por sí misma.En comparación con el obsesión de Hilaria, Luna era mucho más inteligente, sabía bien que en este mundo, lo más inestable es el amor.Solo teniendo suficientes bien
Simón se había sorprendido un poco, pues después de todo, Hilaria había logrado escapar a tiempo y Luna, en vez de aprovechar para huir, le había llamado. Parecía que Clara tenía razón.Esta falsa Luna no solo era cruel, sino que también tenía unas ambiciones desmedidas.Simón respondió con calma: —Estoy aquí, ¿qué ocurre, hermanita?—Hermano, no he podido contactar contigo en todo este tiempo. Estaba muy preocupada, ¿te encuentras bien?—Estoy bien. He averiguado que nuestro padre sigue vivo, he estado buscando la forma de rescatarlo.—¿Y cómo está papá? ¿Lo has conseguido sacar?La voz de Luna sonaba ansiosa. Si Simón no hubiera sabido ya la verdad, jamás habría relacionado esos asuntos con Luna.Esta mujer era realmente terrible.A pesar de su juventud, poseía una ambición y valentía que superaban a la de cualquier persona normal.¡Con alguien así, incluso matarla habría sido demasiado simple!Simón siguió la versión que Clara le había indicado previamente, y Luna le propuso ir a ve
Gonzalo miró a esa joven con los ojos enrojecidos y la voz temblorosa, a esa persona a la que tanto había amado.—Papá, me alegro de que estés bien. ¡No sabes cuánto me he preocupado por ti estos días!Luna lloró frente a la cama durante un buen rato sin obtener respuesta, lo que la confundió un poco. —Papá...Ramón, conteniendo el profundo odio en su corazón, habló con voz calmada: —Hermana, papá está muy débil ahora.—Papá, entonces descansa bien, no te preocupes por nada, que aquí estoy yo para cuidar de ti.Luna estuvo consolándolo un buen rato, pero Gonzalo solo dijo "bien".Sin embargo, Luna no se dio cuenta de los nudillos blancos de Gonzalo al apretar las sábanas, del esfuerzo que este hacía para contener el impulso de matarla.Recordando todo lo que Luna había hecho en el pasado, Gonzalo no lograba calmarse.Su hija había sido asesinada de esa manera tan cruel, en tierra extranjera, sin saber los tormentos que sufrió antes de morir, sin nadie que pudiera recoger su cuerpo.Aun
Simón continuó explicándose con paciencia: —Ahora nos enfrentamos a problemas tanto internos como externos. Mamá sigue desaparecida y, encima, ese grupo del segundo sector nos tiene en el punto de mira. Ellos ya no estaban contentos con que el abuelo nos favoreciera tanto y consideran que la empresa de papá también es parte de la herencia del abuelo. Por eso, incluso antes de que el abuelo falleciera, empezaron a comprar algunas acciones sueltas. Normalmente no tendríamos de qué preocuparnos, pero ahora que el abuelo ha muerto...Luna cambió de expresión. —¿Entonces ya ha pasado algo?—Sí, ha ocurrido algo grave. Las acciones que tienen en sus manos, sumadas a la participación del abuelo, ya superan el total de las que posee papá.Simón suspiró. —Papá quería tanto a todos los hijos que repartió acciones entre nosotros. Nadie podía prever que el abuelo iba a fallecer y que esa gente del colateral familia iba a armar este lío. Ahora la participación de papá está muy por debajo de la de e
¡Cien mil millones de dólares eran todo el patrimonio de Luna!Si usaba ese dinero para cubrir las pérdidas de la familia Suárez, y luego no lograba recuperarlo, todos los esfuerzos y maquinaciones de esos años habrían sido en vano.Pero Simón había sido muy claro: al final le entregarían la familia Suárez, lo que significaba que esos cien mil millones le reportarían unos beneficios estratosféricos, decenas de veces superiores.Apostar el todo por el todo, había sido una apuesta enorme.Para un jugador empedernido, cuanto mayor era la apuesta, más tentadora resultaba la recompensa.Luna no era ajena a la posibilidad de fracasar, pero después de tantos años ligada a la familia Suárez, confiaba plenamente en la palabra de Simón.El precio de perder era insignificante comparado con la jugosa recompensa de ganar.Luna había trabajado duro durante años para llegar a esa oportunidad dorada, ¿cómo podría haber renunciado a ella fácilmente?Simón la miraba con preocupación. —Cien mil millones
Fabián era de carácter prudente, sin grandes aspiraciones, conformándose con llevar una vida tranquila.No era que no se lo quisiera dar, sino que le preocupaba que Luna arriesgara todos sus ahorros en una apuesta por una fortuna. Si perdían, lo perderían todo.Tanto Fabián como Luna provenían de orígenes modestos, pero gracias a ciertas oportunidades habían logrado convertirse en señoritos. Fabián valoraba enormemente esa posición.Incluso si se retiraban ahora, el dinero que tenían les alcanzaría para vivir cómodamente el resto de sus vidas.Fabián no era ambicioso, para él esto ya era la cima de su vida, nunca esperó volverse rico de la noche a la mañana.Obviamente, Luna tenía una visión diferente. Después de que Fabián intentara convencerla, lejos de reconsiderar, Luna se enojó aún más.—Fabián, solo te pregunto, ¿me ayudarás o no?—Luna, ¿cómo no voy a ayudarte? Yo solo...—Entonces deja de hablar y espera a que me apodere de la familia Suárez, así también podrás disfrutar.Fabiá
Aurora observaba silenciosamente a esa pareja abrazada en la oscuridad de la noche, con una leve sonrisa en sus labios.Todavía sostenía un teléfono móvil, transmitiendo en vivo la escena a Claudio, desde el otro lado de la línea se escuchaba la voz emocionada de su hermano Solaris: —Acércate más, no puedo ver bien.Lunia empujó su cabeza a un lado, —Habla más bajo, no molestes a papá y mamá, aparta tu gran cabeza, que no puedo ver.—¡¿Quién tiene la cabeza grande?! Hermano mayor, ven y juzga, somos gemelos, si alguno tiene la cabeza grande es porque los dos la tenemos.Los dos niños traviesos comenzaron a pelear al verse. Eran muy diferentes a Claudio y Aurora.Aunque Aurora no pudiera hablar, frente a ella habían estado los padres abrazados, y a su lado el alboroto de sus hermanos, y ella se había sentido feliz.Así era como debería ser una familia.Mamá había dicho que cuando volvieran a su país, se volverían a casar con papá, entonces serían una verdadera familia.Ese día llegaría
Nadie había podido imaginar las cosas terribles que Diego le había hecho a Clara en el pasado.Especialmente, ¿cuánto habrían sufrido los familiares de Clara al enterarse de lo que le había ocurrido?Eso no era algo que pudiera superarse fácilmente con un "ya pasó" y "no me dolía". ¿Cómo había logrado sobrevivir sola en las noches de dolor y sufrimiento?Gonzalo había sido incapaz de perdonarlo, había mirado a Diego como si fuera su peor enemigo.—Papá, no te alteres, tu salud ahora necesita descanso. —dijo Clara con suavidad.Gonzalo, acariciando su pecho, le respondió: —Hija, pase lo que pase con la familia Suárez, jamás permitiré que vuelvas a estar con este hombre.Mientras hablaba, Gonzalo fulminó con la mirada a Diego: —¿Qué estás mirando? ¡Lárgate de aquí! ¡La familia Suárez no te da la bienvenida! Antes abusabas de mi hija sin que tuviera su propia familia, te advierto que te mantengas alejado de ella, ¡aunque tenga que mantenerla de por vida!—Tío, sé que todo lo del pasado fu