Capítulo1583
Cuando dijo eso, el rostro de Hilaria se acercaba casi al paroxismo, y una sonrisa desquiciada se dibujó en las comisuras de sus labios.

—Tú debes seguir viviendo bien y presenciando todo esto.

Hilaria le inyectó otra dosis de nutrientes a Gonzalo, quien yacía en la cama con los ojos cerrados, descansando. Las numerosas palabras que acababan de intercambiar habían agotado todas sus fuerzas.

Al verlo con los ojos cerrados, sin decir nada, y con esa apariencia decrépita, Hilaria no obtuvo al final lo que quería.

Durante años había estado planeando esto en la oscuridad, imaginando la escena en la que Gonzalo estaría arrodillado suplicándole, e incluso hablándole con amabilidad por voluntad propia.

Pero después de haberlo atrapado, a pesar de que la familia Suárez ya estuviese en esa situación, él seguía sin querer inclinar la cabeza, e incluso planeaba suicidarse.

Era como si el puñetazo que había lanzado con todas sus fuerzas se hubiera estrellado contra un montón de algodón. Hilaria est
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