Paloma se mostraba excepcionalmente cooperativa, lo cual extrañaba a Yannis, pero no podía encontrar ni el más mínimo problema.

No fue hasta la tarde que ambos se levantaron perezosamente para almorzar. Yannis pasó toda la tarde acompañando a Paloma, y su corazón nunca había estado tan tranquilo.

El asistente le recordó varias veces que debía marcharse. Fue entonces cuando Yannis finalmente partió.

Antes de irse, Paloma se acercó especialmente para despedirlo, abrazándolo por la cintura frente al helicóptero, mostrando una expresión de renuencia a separarse de él.

—¿Cuándo vendrás a verme?

—¿Qué pasa? ¿Ya me extrañas antes de irme? ¿No te alimenté lo suficiente anoche? —Yannis se rió suavemente.

Paloma no entendía cómo un hombre tan educado podía decir esas cosas tan lascivas.

Pero no era la primera vez que pasaba tiempo con Yannis. A diferencia de Diego, un hombre reservado y apegado a las reglas, Yannis era más directo. Podía hablar de negocios con alguien, mientras su mano debajo de