Capítulo 924
Durante los dos días siguientes, él siempre encontraba oportunidades sutiles para tener contacto físico con ella.

En el quinto día, Clara llevaba puesto un delantal mientras cocinaba en la pequeña cocina. La campana extractora zumbaba mientras el hombre apareció por detrás y la abrazó, asustándola.

Casi dejó caer la espátula por la sorpresa.

¿Qué estaba tramando ese hombre?

—¿Qué estás haciendo? —ella apagó rápidamente el fuego y emplató la comida, que desprendía un aroma tentador.

Diego se volvía cada vez más pegajoso. —Nada, solo quería abrazarte.

Clara se quedó sin palabras, comenzando a sospechar que había algo extraño en la comida, pues ese hombre estaba comportándose de manera extraña últimamente.

Diego la abrazó por detrás, como un niño mimado. —Solo lamento no haber valorado lo maravillosa que eres, Clari.

Clara bufó con irritación. —Te lo mereces.

—Sí, me lo merezco, así que también merezco un castigo.

—Bueno, lávate las manos y vamos a comer.

Se dio cuenta de que solo le qued
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