Laura abrazaba a Clara con fuerza. A pesar de ser de la misma edad, actuaba como una mayor, reconfortante para Clara. —Clara, no llores más. Tienes mi apoyo y me aseguraré de cuidarte bien. El señor Suárez ya está fuera de peligro, así que seguro que estará bien. Quizás se despierte en unos días y todo mejorará.Antes, Clara también creía en esas palabras, pero el destino le enseñó una lección: no había límite para lo peor.Uno nunca sabía cuán mal podría llegar a ser su suerte.Decían que nadie estaba destinado a estar siempre en la mala posición, pero ella realmente no podía vislumbrar ni un ápice de esperanza para el futuro.Ella estaba llena de miedo por el mañana. Tal vez cuando se despertara, Quirino anunciaría su muerte.Quizás algo inesperado ocurriera con el bebé en su vientre o tuviera problemas en su desarrollo.O incluso ella de repente se enfermara, y no pudiera ver esperanza para el mañana.Clara respondió con voz temblorosa: —Laura, realmente tengo miedo. No tengo miedo
En el vientre, los pequeños jugueteaban libremente, apenas tenían cuatro meses y sus movimientos no eran muy pronunciados, la madre solo tenía una vaga sensación, nada parecido a la intensidad del tercer trimestre.Clara acariciaba suavemente su vientre y, poco a poco, los bebés se calmaban.En estos días, los niños habían sido especialmente obedientes. Aunque al principio del embarazo Clara tuvo fuertes náuseas, ahora ya no sentía ninguna incomodidad.Eran claramente dos pequeños dóciles, conscientes de cuidar a su madre.Cuando se mencionaba a los niños, el rostro de Clara se iluminaba con una sonrisa tierna.—Niño o niña, lo importante es que estén sanos.Laura, apoyándose en la barbilla, comentó: —Tienes razón, he llegado a comprender que en este mundo, ya sea dinero o poder, nada se compara con la salud.Clara suspiró, —Después de perder tantas cosas, te das cuenta de que tener a tus seres queridos sanos y a tu lado es lo mejor que puede pasarte.—Mira cómo te vuelves cada día más
Para Clara, la cita de mañana para el control prenatal era tanto un nerviosismo como una anticipación. En este embarazo, estaba más ansiosa y preocupada que la última vez.Mañana, a través de la ecografía en 4D, podría ver el crecimiento del bebé en su vientre. ¿Cómo no emocionarse?Se dirigió como de costumbre a la habitación de Quirino. Este llevaba tres meses en un sueño profundo, sin signos de despertar.Parecía ser su manera de comprometerse con Clara: su cuerpo permanecía en este mundo acompañándola, pero su alma había volado a algún lugar.Mientras hubiera un aliento en él, Clara sentía que su conexión aún existía, y ella no era una niña sin hogar.Después de limpiar el cuerpo de Quirino como de costumbre, leyó un fragmento del libro y luego comenzó a hablar con él.—Papá, mañana sabremos el sexo del bebé. ¿Puedes despertar pronto si escuchas esto? Quiero que compartas cada momento feliz conmigo.—Faltan solo unos meses para que nazca el bebé. He guardado todos los juguetes que
El pequeño luchó bastante para mostrar su rostro, con rasgos visiblemente más refinados que el anterior. —Señora, esta bebé es una niña, y se parece a usted. ¡Es maravilloso, un niño y una niña!Clara, secándose las lágrimas, respondió: —Lo importante es que estén saludables.—No se preocupe, el desarrollo de los niños es completamente normal, sin ninguna anomalía. Además, los dos son claramente diferentes, uno tranquilo y otro más activo. En un momento exportaré el video para que lo vea en su teléfono cuando desee.Clara asintió: —Gracias, doctora.—De nada. Es solo una tarea sencilla para mí. Señora, relájese, pronto podrá conocerlos.—Sí.Con todas las pruebas completadas, Clara sintió un alivio en su corazón.Compartió el video de los niños con Laura, quien quedó encantada. —Son adorables, estoy ansiosa por el día en que nazcan.Clara acarició su vientre, —Yo también. Voy a darle esta buena noticia a papá.—Está bien —Laura murmuró para sí misma—. Entonces, debo apresurarme a prepa
Temprano en la mañana, Clara se despertó sobresaltada por una pesadilla.La pesadilla de la noche anterior se manifestaba claramente en su mente, su espalda empapada en sudor.Su estado de ánimo había sido tranquilo últimamente, nunca había tenido un sueño tan aterrador.Al bajarse de la cama, se dirigió al baño para ducharse.El agua de la regadera golpeaba su abultado vientre, donde dos niños parecían disfrutar mucho de los baños, mostrando gran actividad cada vez que ella se bañaba.La temperatura del agua no estaba muy alta, y las suaves gotas caían sobre su vientre.Lo curioso era que la piel de otras mujeres embarazadas tiende a volverse áspera, con un aumento en el vello facial.Pero la piel de Clara seguía siendo suave y tersa. Decir que era la embarazada más hermosa no sería exagerado.Con una mano acariciaba su vientre, tranquilizando a los bebés. La presencia de los pequeños daba un nuevo significado a sus días.Recién salida de la ducha, con el ánimo aún por recuperarse, la
Estos días, el estado de ánimo de Laura había subido notablemente a simple vista. Incluso ella, que nunca se preocupaba por el cuidado de la piel, empezó a usar mascarillas faciales. Se podía inferir cuán importante era esta cita para ella.Estaba más emocionada que nadie por este breve encuentro, pero cuando finalmente llegó el día, Laura estaba llena de alegría y también un poco nerviosa.—¿Clara, crees que este conjunto me hace ver fea? Él viene del extranjero, ¿podría pensar que soy anticuada?Clara había pensado en ofrecerle su propia ropa, pero incluso la más barata de sus prendas costaba decenas de miles.Dado que la premisa era establecer una relación, Clara deseaba que Laura mostrara su verdadero yo, evitando influencias externas.—No te preocupes, si a él también le gustas, te verá hermosa incluso si llevas ropa barata. Ve a recogerlo con confianza, sin cargas emocionales.Laura miró a Clara, que llevaba un simple vestido blanco sin joyas ni maquillaje, con el cabello recogid
Sin esperar a golpear la puerta, esta se abrió desde adentro.Clara, embarazada, estaba parada en la entrada, observando el rostro medio enrojecido de Zenón y otro guardaespaldas que se acercaba.El equipo de Diego compartía la misma naturaleza: fríos, de pocas palabras y discretos.Nunca buscaban problemas ni abusaban de su posición. Su deber era proteger a Clara, por lo que desde el principio mostraron mucha paciencia para evitar llamar la atención.A pesar de esto, el otro grupo no cedía, atreviéndose a poner sus manos sobre ellos.Lo que Clara vio era un rostro desconocido, cuyo acento no parecía ser de la ciudad de Ávila. Estaba cubierta de artículos de lujo, pareciendo una exposición ambulante.Antes de que Clara pudiera hablar, la mujer la miró de arriba a abajo y se detuvo en su vientre, diciendo: —Creí que eras alguien importante, pero resulta que solo eres una embarazada.Luego, sacó un fajo de dinero de su costoso bolso y lo extendió hacia Clara: —Me he enamorado de esta hab
Entre la multitud, las miradas de ambos se encontraron, y en los ojos de Clara pasaron muchas emociones complejas, deteniéndose finalmente en la culpa.Habían acordado el trasplante renal. Simón había preparado todo para la anestesia, pero en el último momento, Diego se llevó a Clara.En esa partida, ni siquiera hubo una disculpa. Después, cambiaron su número y Clara no pudo contactar a Simón, esa disculpa pendiente seguía sin pronunciarse.Ella no esperaba encontrarse con él en este lugar. ¿No se suponía que Simón se había ido al extranjero? ¿Cómo es que ahora estaba en la ciudad de Ávila?Clara se culpaba a sí misma. Simón, al verla, no mostró mucha reacción, simplemente asintió con una sonrisa suave en los labios, un gesto de saludo.Inés seguía siendo arrogante, pero se dio cuenta de que Clara no le había dirigido ni una mirada. En cambio, estaba mirando a otras personas, lo que la enfureció aún más.—¿A quién estás mirando zorra? ¿Ya está embarazada y aún coqueteas con otros?—Señ