Capítulo 428
Durante el tiempo en el hospital, mientras Yolanda se recuperaba de su fractura y lamentaba la pérdida de sus padres, sentía un profundo arrepentimiento y un miedo creciente.

Lloraba sin aliento, su voz temblorosa se quebraba: —Sé que he cometido muchos errores en el pasado. Te prometo que no volveré a cometerlos. Aprenderé a ser una buena esposa, no te causaré más problemas. No tengo más deseos, solo te ruego, ruego que me tomes como esposa.

Diego guardó silencio, sin responder durante mucho tiempo.

Ante la falta de respuesta, Yolanda continuó: —Prometiste a Rafael que cuidarías de mí por el resto de mi vida, no puedes abandonarme.

Ella sacó su carta comodín. Diego ya no tenía margen para rechazarla.

Cerró los ojos, con la imagen del rostro de Clara en su mente.

Respondió con cierta debilidad: —Está bien, te prometo.

Al obtener su aprobación, Yolanda finalmente rompió en lágrimas, pero esta vez de alegría. —Sabía que no podrías rechazarme.

Después de colgar, el anciano Blanco respiró
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