Capítulo 252
Clara levantó la vista y se encontró con una figura robusta frente a ella. Diego agarró la mano de Camila.

Si antes él había considerado la relación de respeto hacia los mayores, en este momento su mirada reflejaba un frío y abierto desafío. —Tía Camila, ¿no has ido demasiado lejos?

Camila, acostumbrada a ser mimada, sintió un dolor punzante en la muñeca cuando Diego la agarró, lo que hizo que frunciera el ceño. —Diego, te estaba ayudando. ¿Qué estás haciendo?

—¿Ayudándome? —Diego esbozó una sonrisa fría y no soltó su mano, en cambio, aumentó la presión discretamente.

—Mis asuntos no necesitan la intervención de nadie, ¿entendido?

Camila, con lágrimas en los ojos por el dolor, asintió repetidamente y dijo: —Entendido, lo entiendo. Por favor, suelta mi mano primero.

—Tía Camila, mira bien a la persona frente a ti, ¡ella es tu hija! —Diego dijo mientras soltaba su mano.

Camila tenía dos lágrimas inesperadas en el rostro, causadas por la presión de Diego.

Miró ferozmente a Clara, y culpan
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