Tania estaba débil físicamente y dormía durante el día. Mientras ella dormía, Suriel llevó a Clara a un lugar seguro y le preguntó: —Hermana, dime la verdad. ¿Hay algo que me estés ocultando?Clara asintió con la cabeza. —La señora también tiene tendencia a ser envenenada y sus ojos no son de haber llorado de tristeza, según mi diagnóstico inicial, ha sido envenenada y le ha dañado la retina.Suriel se enfureció. —¡¿Quién ha sido tan osado?! ¡¿Cómo se atreven a dañar a mi madre?!—Hermano Suriel, hay algo que decir y puede que suene duro, pero piénsalo bien. Los informes médicos de tú y de la señora son falsos. Esta persona ha llegado al punto de controlar todo. En la familia Suárez, debe ser alguien muy influyente.—¿Qué es lo que quieres decir, hermanita?—Sospecho que esa persona es...Antes de que Clara pudiera terminar la frase, Azula llegó apresuradamente. —¡Señorito Suriel, acabo de recibir una llamada! ¡El señorito Ramón tuvo un accidente de coche de camino a casa, y la señorit
Había una persona caminando frente a él, vestida con un traje blanco, y toda la persona se veía gentil y elegante, este era Mateo.—Si le da de comer demasiado, no solo los peces se llenarán de comida hasta causar problemas estomacales, sino que también afectará la calidad del agua. Lo mejor es darles lo justo, si se pasa de la raya entonces se buscará problemas.Parecía estar dando ese consejo sobre los peces, pero en realidad estaba advirtiendo a Clara que no se excediera.Clara llevó a Aurora detrás de ella, con una sonrisa forzada en el rostro: —Gracias por el aviso, la niña a veces se excede jugando. Usted es...—Me llamo Mateo Suárez, he oído que el hermano Suriel ha traído a una médica amiga a casa hoy, así que supongo que esa debe de ser usted, doctora. Me sorprende que una doctora tan joven haya podido curar la dolencia de mi hermano Suriel, debe de ser realmente experta.—No es para tanto. La dolencia de Suriel radicaba más en sus preocupaciones mentales, una vez resueltas, c
Tania acarició la mano de Mateo y le dijo: —Mateo, sé que te preocupas por mí. Estos años has conseguido tantos médicos renombrados, pero lamentablemente los resultados no han sido buenos. Me temo que mis ojos...—Tía, no diga esas cosas tan desalentadoras. Usted seguro que se recuperará.—Siéntate y bebe un poco de agua.Tania tomó el vaso de agua. —Mateo, gracias por venir a verme con tanta frecuencia. Si no fuera por tu compañía, no sé cómo habría sobrellevado estos días.—Tía, poder cuidar y acompañarla es una bendición para mí. Por favor, no diga esas cosas.Clara observaba a los dos en silencio.No sabía si era una impresión suya, pero Mateo, a pesar de sus sospechas, no parecía tener una mirada falsa o hipocresía hacia Tania.Si estuviera actuando, habría que reconocer que su interpretación es excelente.Tania, después de beber el agua, logró distinguir las siluetas de Clara y Aurora a su lado.Hizo un gesto llamando a Clara.—Doctora, ven acá.—Señora. —Clara se acercó obediente
Después de unos momentos, Clara marcó el teléfono de Suriel, mientras se dirigía al baño.—Hermano Suriel, ¿cómo van las cosas?La voz de Suriel sonaba preocupada. —No muy bien, cuando llegué me enteré de que el brazo de hermano Ramón resultó gravemente herido, y hermana Luna está todo ensangrentada y inconsciente.Clara frunció el ceño. —Justamente el brazo, él es diseñador, si pierde el brazo, seguro que se volverá loco.Suriel podía entender perfectamente ese sentimiento, pues él mismo había sufrido una lesión en el pie.—Ya he mandado a investigar al conductor, y como la última vez, resulta ser un drogadicto que conducía bajo los efectos de las drogas y murió en la comisaría, sin dejar rastro. Está claro que es un callejón sin salida.Clara pudo sentir la ira contenida de Suriel.—Hermano Suriel, no te preocupes, puedo ir a echar un vistazo, quizás todavía haya esperanza de salvar el brazo de hermano Ramón.—Ah, sí, tú eres buena médica, pero mi madre... —Suriel se veía agobiado.—
—Señora, hay un asunto en la galería del señorito Ramón, así que la señorita Luna y el señorito Suriel han ido a ayudar.Tania estaba muy confusa. —¿Problemas en la galería de Ramón? Que Luna vaya a ayudar tiene sentido, pero ¿qué va a hacer allí Suriel?—Señora, en realidad el señorito Ramón le ha diseñado un traje de alta costura a Suriel y quiere que desfile en su gran desfile usando una silla de ruedas, para demostrar al mundo una actitud: aunque tenga una discapacidad, aún puede vivir una vida maravillosa. También quiere animar a Suriel.—Este niño tiene buen corazón, sé que ese es su sueño. Quería que toda nuestra familia fuera vestida con sus diseños al desfile, lástima que nuestra familia está tan... desunida ahora.—Todo se mejorá. —Clara le dio unas palmaditas en la mano a Tania.—Entonces, esperaremos.Azula se sentía un poco incómoda, ya que no sabía cómo estaban ellos en el hospital. Clara dijo suavemente: —Señora, por ahora no es necesario que los esperemos, el señorito R
Clara no esperaba a Suriel, sino que fue Simón, quien regresó apresuradamente.Al enterarse de lo que le había pasado a su familia, vino sin pensarlo dos veces.Tania, que casi se había ido a dormir, al oír que Simón había vuelto, se levantó apresuradamente. —¡Ha llegado Simón!—Señora, vaya con cuidado, no vaya a tropezar. —Clara ayudó rápidamente a Tania.Mientras hablaban, se escuchó que Simón llamaba a la puerta. —Mamá, soy yo, Simón.—Pasa, pasa.Simón abrió la puerta, intercambió una mirada con Clara y ella saludó: —Hola, señorito Simón.—Doctora Suárez también estás aquí.—Sí, ella es la amiga que trajo tu hermano. Se lleva muy bien conmigo.Tania pasó lentamente su mano por el rostro de Simón. —Hijo mío, has adelgazado.Simón se dio cuenta de que algo no andaba bien, los movimientos de Tania eran como los de una ciega, y al mirar con detenimiento sus ojos, vio que estaban nublados, diferentes a los de una persona normal.—Mamá, ¿qué te pasa en los ojos?—No es nada, solo que ya
Clara ya no era la niña nerviosa de antes, lo tenía todo bien organizado, y con Simón aquí, ella podía ir al hospital.En el hospital, la cirugía de Ramón había terminado y aún no había despertado.Cuando Clara llegó, Suriel estaba a su lado, muy preocupado mirando a Ramón.Si le dejaran saber que su brazo ya no sirvió y que ya no podría diseñar, algo tan importante para él, seguramente sufriría un colapso emocional.—Lo siento, hermano Suriel, todo es por mi culpa. Si el hermano Ramón no me hubiera estado protegiendo, no estaría así...Junto a Suriel estaba Luna, con dos pequeños vendajes en su cara, con expresión triste a su lado.—No tienes la culpa, lo importante es que tú estés bien, no puede haber más accidentes en esta familia.—Aquí viene la doctora.Clara se acercó con expresión seria. —¿Aún no ha despertado el señorito Ramón?—El médico dice que pronto despertará. —suspiró Suriel.Clara miraba el rostro pálido, pensando en la próxima exposición de Ramón, y que con su mano her
Las mismas palabras que Clara había dicho muchas veces. Ese tramo oscuro y enlodado del que parecía imposible salir, a lo largo del cual se había arrastrado y caído, llena de heridas sangrantes. Infinidad de veces había creído que ya no tenía futuro.Pero se negaba a rendirse, no quería que su hijo tampoco lo tuviera. Clara apretó los dientes y siguió adelante.Sin decir nada, fue al baño y humedeció una toalla limpia.Cuando salió, vio a Ramón tumbado boca arriba, con los ojos húmedos, llorando como un niño.Ni siquiera podía cubrirse los ojos con las manos.—Hermano Ramón, no llores, te pondrás bien, de verdad todo va a ir bien.—Hermano, la culpa es mía, por impedirte terminar tu obra y obligar a cancelar la exposición.Clara no dijo nada, simplemente le puso la toalla caliente sobre los ojos.En ese momento, no quería oír nada, solo quería ocultar su impotencia.Las lágrimas mojaban la toalla, pero su desesperación e incertidumbre no podían ser vistas por nadie.Tragando saliva, Ra