Capítulo 1387
Los tres en el automóvil quedaron aterrados por este repentino y alarmante incidente. Si no fuera por el cristal blindado, ¡Clara ya habría muerto!

—¡Ten cuidado!

La bala era perforante y incendiaria, no lo suficientemente potente como para atravesar el cristal, pero se incrustó en él como una araña, generando grietas concéntricas alrededor del punto de impacto.

Luego llegaron la segunda y la tercera bala.

Finalmente, el cristal no pudo soportar más y estalló con un fuerte estruendo. Ezequiel reaccionó rápidamente después de que la primera bala se incrustara en el cristal, rápidamente sacó a Clara de su asiento y se colocó encima de ella para protegerla.

Las balas siguieron llegando de manera continua, atravesando el automóvil de lado a lado.

Las puertas del auto sonaban como si alguien estuviera golpeándolas con fuerza.

Renzo mantuvo el control del vehículo y dijo: —¡Cuidado, jefe!

Ezequiel bajó la mirada hacia Clara debajo de él y pensó que una mujer como ella estaría extremadamente
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