Capítulo 1279
Ezequiel, que aún no había despertado por completo, se despertó de repente con la cabeza embotada.

Las agujas que tenía en la cabeza ya habían sido retiradas y el incienso en la habitación acababa de consumirse, dejando un aroma fuerte que le resultaba incómodo. Se levantó tambaleándose y abrió la ventana para que el viento frío dispersara el olor, sintiéndose un poco mejor.

Sin embargo, todavía sentía la cabeza pesada. Bostezó y miró rápidamente la habitación, pero Clara ya no estaba en ninguna parte.

Esa mujer se había ido de nuevo.

Ezequiel se llevó la mano a la nariz y se frotó el puente, pero al bajar la mirada se dio cuenta de que su anillo ya no estaba en su dedo.

En ese momento, su mente se aclaró casi por completo. Había una nota sobre la mesa, con una escritura extravagante.

[Señor Ezequiel Belmonte, no vuelva a confiar fácilmente en las mujeres. Ya he recibido mi recompensa.]

Ezequiel recordó todo lo que había sucedido en ese tiempo, y simplemente no podía creer que lo hubie
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