Capítulo 122
Los brazos del joven no tenían la firmeza de un hombre maduro y parecían un poco delgados.

Clara pensó en la posesividad obsesiva de Diego y, una vez que se recuperó, se apartó de Carlos.

—Gracias, hace frío afuera. Vamos adentro.

Clara entró en el restaurante y notó que Diego ya no estaba en el lugar donde antes estaba de pie.

Tan pronto como se sentó, Carlos se alejó para conseguir algo de comida. Entonces vio a Iván entrar y aceptó su invitación.

Iván se sentó cortésmente frente a ella sosteniendo una copa de vino. Desde fuera, parecía una charla casual entre compañeros.

Clara bajó la voz y preguntó: —Iván, ¿lo has averiguado?

—Sí, me lo enviaron antes de que embarcáramos. No tuve tiempo de decírtelo. Al igual que sospechábamos, alguien cambió tu informe médico. Aunque mantuvo la cabeza gacha todo el tiempo, logré tomar algunas fotos. Echa un vistazo y dime si lo reconoces.

Iván le envió a Clara las imágenes, que habían sido recortadas, restauradas y ampliadas.

A pesar de que los bo
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