Capítulo 1222
Diego envolvió a Clara en sus brazos cálidos, disipando el frío que la rodeaba.

Clara obedientemente escondió la cabeza en su pecho, sus manos rodeando su atlética cintura. —No te muevas, déjame abrazarte.

Durante muchos años, en muchas ocasiones, ella había estado sola en todos los días y noches.

Ella era como un pájaro incansable que también quería encontrar un lugar para descansar por un momento.

—Está bien. Diego cooperó y abrazó a Clara en silencio bajo la tenue luz de las estrellas.

Después de tantos años de conocimiento, él también conocía bien su personalidad. Su voz profunda resonó en su oído: —Clari, estoy aquí.

Clara escuchó los latidos fuertes de su corazón y se quedó así durante mucho tiempo. Su cuerpo comenzó a sudar bajo la influencia de la calefacción, y luego ella se apartó de Diego.

—¿Te sientes mejor? —preguntó Diego.

Clara se sentía como si acabara de ser recargada. —Mucho mejor, tengo hambre, ¿hay algo para comer?

—Espera un momento.

Diego la llevó al sofá y Clara
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