Capítulo 1201
—¡Pum!

Los cubiertos en la mano de Isolda cayeron sobre la mesa. Nunca se le habría ocurrido que Mónica haría algo así.

¿Estaba loca por querer estar con Joaquín?

El rostro de Isolda se puso sorprendido, incluso llegó a pensar que estaba alucinando. Seguro que había entendido mal.

Sin embargo, Mónica dibujó una ligera sonrisa en la comisura de sus labios y dijo: —Papá, mamá, por fin he comprendido quién me trata realmente bien. En el pasado, hice tantas cosas por una persona que no valía la pena, ignorando a quienes realmente me amaban. Ya no soy tan joven y solo quiero vivir bien con Joaquín.

Isolda sintió que le daba un ataque al corazón. Respiró hondo e intentó calmarse bebiendo un sorbo de té, conteniendo el impulso de matarla.

Mónica se dio cuenta de que, aparte de su madre, los demás permanecían en un silencio extraño.

En el rostro de Diego no se veía ni una pizca de resentimiento por su venganza. Clara, al notar su mirada, levantó con cierta incomodidad una taza de té y tomó un
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