Capítulo 1145
Isolda apretó los dientes con rabia, sin esperar que fuera manipulada por ese tipo. ¡Esta vez no habría forma de salir ilesa!

Joaquín claramente se aprovechaba de la situación, y Mónica, por su parte, solo sabía llorar.

Aunque Alfonso y Eduardo eran conscientes de la trampa de Joaquín, ya habían llamado a los padres, dejando en claro que no había margen para retractarse.

Si ella se negaba, su reputación quedaría totalmente arruinada si el asunto se filtraba.

Su reputación era una cosa, pero la reputación de la familia Enríquez era lo más importante.

Solo podían ser manipulados por Joaquín.

—Vamos, vamos a la sala de estar, no los hagamos esperar mucho. —se levantó Alfonso, y Joaquín lo siguió rápidamente.

Solo quedaba Mónica, abrazando la mano de Eduardo, suplicando desesperadamente: —Hermano, sálvame, te lo ruego, solo tú puedes salvarme ahora.

—¿Yo salvarte? ¿Entonces cómo explicas lo que pasó anoche? ¿No lo detestabas tanto? ¿Por qué no gritaste?

Esa era la parte más confusa para Ed
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