“¡Jebediah, no me asustes!”. El cuerpo de Lorraine se estremeció y su rostro manchado de lágrimas estaba tan pálido como la muerte. “Deberías saber mejor que nadie lo significativo que es el nombre de “Charlotte Simmons” para mí. ¿No me dijiste el otro día que estabas seguro de que estaba muerta? ¿Por qué quieres asustarme ahora?”.

El rostro apuesto y bien definido de Jebediah mostraba un toque de dulzura. “Es solo una sospecha. Investigué el accidente hace cuatro años. La mujer atrapada en el coche estaba tan calcinada que solo quedó un montón de huesos secos, y en el dedo estaba el Anillo de la Reina que Zach le había dado a Charlotte. Por lo tanto, la posibilidad de que ella no sea Charlotte es casi nula. Por eso también nadie ha dudado nunca de su identidad después de tantos años…”.

“Sin embargo, cuando supe que Zach había tenido un contacto tan íntimo con Sotiria Green ayer, no pude evitar recordar que Zach nunca había tenido una atracción hacia una mujer. El milagro solo sucedi